28 de mayo de 2011

Una pedrada en la Puerta del Sol


Foto de Tomás Aguilera


Me pasa Pepe Muñoz (y a él se la pasó su hermana Maribel) una greguería con aires proféticos de Ramón Gómez de la Serna: "Una pedrada en la Puerta del Sol provoca ondas en las lagunas de España". La pedrada del 15M ha golpeado el mundo. Y si ayer, en la Plaza de Catalunya, uno solo de los antidisturbios hubiese renunciado a su condición de doberman del poder, si un solo mosso se hubiese jugado el puesto y el sueldo abandonando su porra para sentarse junto a aquellos pacíficos indignados que enseñaban las palmas de las manos, quizá hubiese cambiado la historia. Recuerdo con estremecimiento los lejanos claveles lusos, los inmediatos jazmines tunecinos, y especulo con la heroica estampa de unos policías armados de rosas en Barcelona. Pero otra fue la estampa: vergonzante, cruel, maligna.
Se esfuerzan algunos periodistas retorcidos -o no, quizá cumplan órdenes, quizá también sean dobermans de la información, se ganan la carnaza- en buscar entre la escoria de las plazas españolas las mayores rastas, los pendientes más enormes, los tipos más colgados, para hacerles las preguntas. Sorprendentemente, estos perroflautas, estos okupas, anarquistas o anarcoides, estos desechos sociales -o, según algunos enterados, pijos disfrazados de jipis-, contestan con coherencia pasmosa, contestan incontestablemente. Qué decepción. Yo también estuve en la plaga de la Puerta del Sol, con mi imputado aspecto de madero a la vieja usanza, y puedo atestiguar que la indignación no tenía etiquetas. Tampoco una nube de hachís cubría a Carlos III, ni el oso y el madroño han sido vendidos como chatarra. Éramos muchos y muy distintos en edad y en apariencia. Los micrófonos estaban abiertos a cualquier voz. Sólo lamenté la torpe batucada, ese insistente protagonismo de unos tambores que se imponían a las palabras.
Arriba, en las altas esferas, los millonarios de la ideología, peperos, socialistas de salón y demás calaña hermanada por el Rolex, miran por encima la erupción popular de Democracia Real. Saben que sus propuestas desbordan justicia, que por primera vez un movimiento multitudinario se atreve a denunciar las infamias de la cosa nostra política. Pero piensan que esta revolución de segunda, donde los adoquines se limpian y no se levantan -lo que si ocurrió en otro mayo ilustre, el del 68-, está condenada al fracaso. Por puro agotamiento, los indignados tendrán que volver a su casita, y el malestar volverá a circular discretamente por las barras de los bares, que al fin y al cabo es lo típico y también lo inocuo. Y la sucia casta política volverá congratularse de que el voto constituya una coartada irrefutable, por más que ellos obedezcan otras consignas que nada tienen que ver con las urnas."Votad, votad, malditos" ríen desde el yate del banquero.
Strauss-Kahn, el gran cabrón de ese aquelarre llamado Fondo Monetario Internacional, dormía o violaba en una suite de 3000 dólares por noche. Quienes crean en el capitalismo como una necesaria variante de la selección natural lo pueden celebrar. Yo prefiero indignarme.

Gabriel Cusac

2 comentarios:

  1. genial entrada, realista, pesimista quizá, pero genial.

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  2. No sé si la entrada es genial, Toagdu; de lo que sí estoy seguro es de que la protesta popular del 11M trae sin cuidado a "la casta". ¿Hemos visto, acaso, algún signo de lo contrario? Qué va. Siguen esgrimiendo la coartada del voto. Votad, idiotas, luego yo haré lo que me da la gana. Entre tanto, van tanteando el mercado de las consejerías en la banca y las grandes empresas; ahí, donde sus servicios son recompensados, ganan todavía más que en la política. Como Felipe González (Gas Natural), Aznar (Endesa), Boyer (Red Eléctrica Española), Solbes (Barclays), Acebes (Cibeles), Borrell (Abengoa), Josu Jon Imaz (Petronor), Rato (Caja Madrid)...¡Manda quien manda, idiotas!

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