Loa autómatas, José Gutiérrez Solana (imagen tomada de burgosexperience) |
Más que nadie
era, no más que el Señor,
y en la plaza
levantó un caserón
con columnas
como del Partenón
y como la Giralda el mirador.
Al lado, la
iglesia quedó en ermita,
y la plaza,
patio de la mansión.
¡Cuánta
soberbia, vaya aberración!
¿Cómo soportar
semejante cuita?
De la casa, a
una columna le atamos.
Castigando tanta
desfachatez,
cojones y orejas
le rebanamos.
Y ahí atadito se
desangró.
Ahora vengan guardias, forense, juez,
y la madre que a
todos los parió.
Gabriel
Cusac
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