La Charca Oscura |
Camino de la majada, en la Charca Oscura,
se ahogó el niño con cara de luna. Tenía diez años, una armónica, un rebaño. Nadie
sabe cómo se ahogó, por qué la charca se lo tragó. Desde que ocurrió aquella
muerte, una cara blanca y redonda, una cara de luna, asoma bajo las aguas en la
Charca Oscura. El fantasma del
pastorcillo daba miedo a la gente; dejó de ir por allí hasta el más valiente. Solo
una joven triste, con ojos de verde aceituna, paseaba su tristeza por la Charca
Oscura. Y cada tarde, la joven con ojos de verde aceituna visitaba al fantasma
de cara de luna. ¿Qué pasaría? ¿Qué se dirían?
La joven volvía al pueblo al
anochecer; con nadie quería hablar, a nadie quería ver. Pero una tarde de otoño ella no volvió: imagínate
lo que ocurrió. Hoy asoman bajo las aguas de la Charca Oscura una cara de luna
y otra de ojos verde aceituna. ¿Qué pasará? ¿Qué se dirán?
Gabriel
Cusac
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