21 de abril de 2024

Seguimos, Pipe

 


 

Pipe con cigarro (como siempre)

Estos cambios de tiempo me vuelven loco. Hoy, por ejemplo, tengo el capricho de la indiscreción, y quiero contar dos anécdotas.

La primera.

Hace ya unos cuantos años, el bueno de Luis Felipe Comendador convocó una manifestación para protestar por el precio de la electricidad. Como  el evento carecía de interés para los ricos de Béjar, no nos juntamos más de diez pringaos en la plaza comunera. Allí, un abatido LF confesó que Sbq Solidario, su ONG laica y apolítica, su bella empresa, ayudaba a pagar la factura de Iberdrola a algunos paisanos. En la ocasión, eran bejaranos ausentes, definiendo con su renuncia la esencia de esta tenebrosa Comala castellana, donde cada gramo de dignidad es aplastado por una arroba de orgullo (que es el orgullo grosero del pseudohidalgo con mondadientes y el orgullo churriano de la condesa de la Picha Tiesa). O sea que ninguno de los beneficiados había acudido. Si yo estuviera en el lugar de LF, semejante felonía habría bastado para liar los bártulos. Para él solo fue un párrafo desafortunado, y punto y aparte.

La segunda, también añeja.

Eran imágenes apocalípticas. Gringo Lucho -que es el alias exótico de Luis Felipe- me enseñaba en su guarida fotos de unas inundaciones en Perú. Fotos de liliputienses parcelas (para chabolas) puestas en alquiler a “precio de protección oficial”, porque esos terrenos estaban condenados, como cada año, a volver a cubrirse de agua.  Fotos de una riada de huesos, porque el torrente había arramblado con un cementerio. Fotos de sus ahijados americanos, niños quemados por el sol y por la desgracia que sin embargo tenían la generosidad de posar con alegría delante de la cámara. Entonces LF me contó que cada año desaparecen infinidad de niños de la calle en Perú. Como en tantos países de Sudamérica. Son desapariciones anónimas, sin constancia estadística. Mueren drogados en cualquier esquina. O acuchillados en una reyerta. O son secuestrados por las mafias con destino al tráfico de órganos o a la explotación sexual, a veces sencillamente vendidos por sus propios padres. El pobre Luis Felipe (que es el gran Luis Felipe),  con dolor, llegó a decirme que ante tamaño ejemplo de iniquidad,  su labor humanitaria poco menos que no valía para nada, que era infinitesimal. Homo hominis lupus. Pero no lo es, claro que no lo es. Y si un gorro o un juguete provocan una sonrisa en un niño de Los Llanos del Trujillo peruano, esa sonrisa tiene la fuerza y el valor de una pequeña revolución. Esa sonrisa enseña que no todo está perdido ante la potestad del sistema criminal llamado capitalismo. Esa sonrisa es una firma de esperanza y un llamado a la humanidad. Esa sonrisa hace que Pipe no se rinda.

Después de estas anécdotas, qué decir.

 A mí me encantaba visitar el baratillo de la calle de las Armas. A veces me llevaba cosas, a veces las traía. Echaba un parlao con LF y en un pispás arreglábamos el mundo, satisfacía o intentaba satisfacer mi ansia bibliófila (que no bibliófaga) ante miles de volúmenes, curioseaba entre la quincallería. Cajón de sastre de cajones de sastre, baúl mundo de baúles mundo, librería de Babel, gabinete de maravillas y bazar totalizador, la sede de Sornabique era sin duda el espacio más original de la ciudad estrecha (inspirador, por cierto, de la mogarreña y también venanciana Tu librería de siempre), y nunca estaba de más perderse y perder el tiempo en semejante refugio. Pues bien, entendámonos. A mayores del aspecto lúdico, resulta que también era el templo donde a diario se producía el milagro de la solidaridad, una fábrica de maná   para     las gentes de los lejanos Llanos, una escuela de -encantadora expresión- humanismo pequeñito.

Pero resulta que una mañana nos hemos levantado  descubriendo  al invasor. Resulta que nos enteramos de que el templo es propiedad de los mercaderes, y los buitres  desahucian a LF. Porque ya se sabe que hay que rescatar a los bancos (aunque nunca paguen el rescate), pero lo de rescatar a los ciudadanos es un chiste. Y de este modo se consuma una paradoja de crueldad manifiesta. ¡Ay, bobos de los cojones, con vuestras tonterías solidarias! Gana la banca, como siempre, y en este caso se queda con los 250.000 euros ya pagados y con el local.

Es un palo, es una hostia de pleno. Pero Pipe sigue adelante porque recuerda la sonrisa de un niño quemado por el sol y por la desgracia. Pipe tiene el alma grande.

De la iglesia de la calle de las Armas nos mudamos a la ermita de la calle Colón. Seguimos.

Gabriel Cusac Sánchez

9 de marzo de 2024

Retirado el cartelón del Puente de La Malena

Antes

Después


Ya. Por fin. 

Después de que, pasados más de 15 años, algún espabilado -no lo duden- encargase un cartel de dimensiones colosales para publicitar unas obras “de conservación de nuestro patrimonio histórico”, creando así la grosera paradoja, tan carpetovetónica, de plantar kilos de chatarra junto al Puente de La Malena, en uno de los tramos más impresionantes de la Vía de la Plata, precisamente para anunciar la restauración de la misma. Un tramo gozoso, donde la historia y el paisaje se maridan para provocar una punzada de privilegio en el caminante. Un tramo para el disfrute de cualquiera que no sea un cazurro (y lo digo pese a que, desde el taburete de bar a los escaños parlamentarios, este país parece dividirse morbosamente entre la militancia sanchopancista y el postureo cultureta).

Después de ingenuas apelaciones a la sensibilidad, siendo voz que clamaba en el desierto, ridículo autor de escritos fugaces, pobrecito hablador, tonto del culo.

Después de que en octubre de 2021 ya lo hubiera solicitado formalmente al Ayuntamiento de Puerto de Béjar, promotor de la obra, obteniendo la callada como respuesta. 

Después de que en agosto de 2023 volviese a intentarlo.

Después de que en octubre del mismo año, ante un nuevo episodio de silencio administrativo, recurriera al altavoz de la prensa y al amparo del Procurador del Común. 

Después de que resultara “acreditado que esta Administración [Ayuntamiento de Puerto de Béjar] está incumpliendo la obligación de auxiliar, con carácter preferente y urgente, al Procurador del Común en sus investigaciones…y está dificultando la labor encomendada a esta Institución”. 

Después de que asimismo se advirtiera de la “inclusión de ese Ayuntamiento en el Registro de Administraciones y Entidades no colaboradoras con el Procurador del Común y, en su momento, de persistir en su negativa de informar, se hará constar la falta de colaboración en el Informe Anual de las Cortes de Castilla y León”. 

Después de tan gallarda y dilatada exhibición de democracia municipal: el 8 de marzo de 2024, tras medio año largo de haberse registrado la (2ª) solicitud, el Ayuntamiento de Puerto de Béjar me comunica que ha retirado el cartelón del Puente de la Malena. 

Hoy, después de Dios y ayuda, después de todo, la Vía de la Plata es un poco más bella. 









                                                                                                                            Gabriel Cusac Sánchez

27 de octubre de 2023

NETANYAHU: VEINTE DÍAS DE VENGANZA CRIMINAL, artículo de José Muñoz Domínguez

 

Ubicación ideal del Estado de Israel

Hace veinte días que los fanáticos de Hamás sembraron el terror en territorio de Israel causando 1400 muertos y tomando más de 200 cautivos. Hace veinte días que la población palestina de Gaza sufre el éxodo y el exterminio –como en Auschwitz– por el azote del Gobierno sionista de Israel más el apoyo de gran parte de la población judía local y de la diáspora, de algunos países con la conciencia retrospectiva muy sucia y, como siempre, del amigo americano, adalid de la infamia.  

Veinte días de horror y masacre de inocentes a razón de centenares de víctimas por jornada (mucho peor que Putin en Ucrania y en la senda criminal de Stalin y de Hitler); veinte días de destrucción masiva en ciudades y arrabales, en campos de refugiados, hospitales, mezquitas; veinte días de reacciones desmedidas y tramposas, como provocar el éxodo desde el norte y bombardear también el sur; de negar las mínimas condiciones de asistencia y subsistencia a la población civil indefensa; de acorralar a quienes ya eran víctimas hasta su extinción por sed, por hambre, por enfermedad o por miedo insuperable.  

Veinte días ya, se dice pronto, matando moscas a cañonazos, como si un estado que se autoproclama democrático pudiera utilizar los mismos medios terroristas de su enemigo. Incluso si lleva décadas abusando de la población palestina y provocando reacciones descontroladas de quienes lo han perdido casi todo, Israel tiene derecho a defenderse de una agresión, pero no puede hacerlo fuera de los límites establecidos por el Derecho Internacional Humanitario, o habrá de ser considerado un estado terrorista y tratado como tal por una comunidad internacional que, hasta ahora, sólo ha demostrado indecisión, cinismo, doble rasero o directamente cobardía: el amigo americano y los tibios de la vieja Europa serán cómplices de este genocidio sobre la población palestina. Ya lo son de facto: a día de hoy, más de 5000 muertos sobre su conciencia.  

Israel desconoce la grandeza de la democracia e ignora deliberadamente el estado de derecho en favor del designio divino: sus gobernantes llevan ciscándose en el derecho internacional desde la abrupta creación de Israel como estado en 1947, algo que no se habría producido sin el impulso de las Naciones Unidas, ¡pero todavía se permiten la impudicia de incumplir una tras otra sus resoluciones o, recientemente, de recusar a su secretario general, António Guterres, por decirles a la cara algunas verdades! Aunque no pierden el tiempo: mientras se rasgan las vestiduras como fariseos en la ONU, siguen bombardeando ese campo de exterminio que es Gaza, uno de los lugares con mayor densidad de población del planeta, sólo para cobrarse la vida de un puñado de fanáticos. 

Imaginen que, en España, durante los años de plomo de la banda terrorista ETA, se hubiera decidido bombardear el territorio del País Vasco –tan vulnerable como la Franja de Gaza, aunque veinte veces más extenso– para descabezar esa organización y acabar con sus miembros y red de apoyo. Imaginen un nuevo desastre de Guernika en cada una de las ciudades donde pudiera anidar alguna célula de la banda y con el mismo resultado de aquel holocausto nazi de 1937 contra la población civil: miles de muertos, heridos y desplazados para la más desproporcionada victoria sobre una minoría terrorista, la sangre de miles de inocentes como medio para acabar con unas pocas decenas de extremistas. Sabemos que hubo intentos de actuar al margen de la Ley (aquella ignominia de los GAL) y no faltaron errores y represión, pero, en términos generales, el Estado intervino quirúrgicamente, mediante largas y pacientes investigaciones policiales hasta detener a la mayor parte de los responsables y llevarlos a juicio, sin apenas algún daño colateral, sin arrasar con la población entera. Aunque todavía queden centenares de casos pendientes de esclarecer, nada discurrirá por vías extrajudiciales porque, a diferencia de Israel, vivimos en un estado de derecho. ETA causó más de 850 muertos en 43 años de violencia armada, con miles de heridos y víctimas familiares que todavía reclaman memoria, justicia y reparación, pero el Estado español nunca actuó contra el terrorismo como lo hace ahora el Estado de Israel, demostrando así la inmensa distancia moral entre una verdadera democracia (imperfecta, manifiestamente mejorable) y un estado sionista y terrorista, vengativo, perverso hasta incurrir en crímenes iguales o peores que los provocados por el fanatismo de sus enemigos, indistinguibles ya de quienes fueron los verdugos de su pueblo en Sefarad, en la Rusia zarista y soviética, en la Alemania nazi.  

Las cifras más recientes que ofrece UNRWA son del 23 de octubre pasado, pero demuestran la desmesurada carnicería de Israel contra la población civil de Gaza, una masacre aún mayor a día de hoy: para acabar con unas pocas decenas de terroristas, el sionista Netanyahu y sus perros de la guerra han asesinado a 5087 personas (2055 eran niños), causado 15.273 heridos y 1,4 millones de desplazados que tampoco han conseguido librarse de las bombas ni de un asedio peor que en tiempos medievales. Con su versión amplificada de la Ley del Talión, el Estado de Israel se cobra ya casi cuatro muertos palestinos por cada judío asesinado el 7 de octubre, y no se detendrá la progresión hasta que la sangre desborde el cáliz, hasta que el Mar Muerto se confunda con el Rojo y cumplan la macabra promesa de sus nombres. Qué justos parecen ahora aquellos hebreos bíblicos que sólo exigían ojo por ojo, diente por diente. Qué resentidos carniceros, qué depravados impíos, qué antisemitas sanguinarios los desquiciados sionistas de hoy.  

Sólo tengo mi voz y mi libertad de expresión, así que, como Blas de Otero, “Pido la paz y la palabra” y quiero hacer uso de ella –públicamente, ingenuamente, desesperadamente– para solicitar del Estado español lo único que cabe hacer contra la indignidad criminal de Netanyahu y los suyos, pero también contra los responsables de Hamás y otras organizaciones terroristas implicadas en esta barbarie: iniciar las gestiones para declarar a Israel como estado terrorista y promover un procedimiento penal contra todos ellos por crímenes contra la Humanidad, de modo que sean llevados ante la Corte Penal Internacional (o ante un tribunal creado ad hoc), para que puedan ser procesados y, en su caso, condenados tras un juicio universal con garantías.  

 

José Muñoz Domínguez  

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