Exterior de la ermita del Santo Cristo, imagen de Juan Carlos Pérez Hernández |
Tocan a rebato las campanas de Talaván, como dice José Muñoz González, Secretario del Ayuntamiento. Avisan de guerra, furiosas, y su tañido es más potente que nunca, multiplicado por las redes sociales. Ocurre que, de nuevo, parece que la Junta de Extremadura está despreciando a los talavaniegos y a todos aquellos que, sin serlo, tampoco desean que desaparezca una joya singular del patrimonio cultural extremeño, y español, y mundial: la ermita del Santo Cristo. Un lugar humilde, pero prodigioso, que alberga la más extraña colección de esgrafiados que quepa imaginar; un templo sencillamente único, sin parangón. La demanda no es nueva. Hace cuatro años y medio, la Junta de Extremadura prometió la declaración como Bien de Interés Cultural de la ermita y su rehabilitación. Lo hizo en boca de la entonces Directora General de Patrimonio Cultural, Pilar Merino. Pues hasta hoy, como si el asunto se resumiera en la más firme directriz política: prometer hasta meter.
Pero hoy, en 2019, el asunto está más
relajado, porque ni tan siquiera se promete. El dosier “Ermita del Santo Cristo”
simplemente se ha metido en un cajón. Quizá sea apresurado calificar esta
actitud como desidiosa, cuando no malintencionada, incluso como criminal,
máxime cuando atenta contra un bien colectivo del que deben disfrutar las
futuras generaciones. Quizá sea apresurado pensar que a algunos esto de las
futuras generaciones se la suda, y que, desde sus lejanas estancias, Leire
Iglesias Santiago, Consejera de Cultura e Igualdad, y Francisco Pérez Urban,
Director General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural -oh, qué bien
suenan los títulos- ni hacen ni dejan hacer. Porque resulta que es el propio
ayuntamiento de Talaván quien, ante la pasividad reiterada de la Junta de
Extremadura, en una asunción de competencias como poco insólita, pero
admirable, aporta los fondos y el proyecto para acometer una actuación de
urgencia. La Memoria Valorada está firmada por la arquitecta Monserrat Durán
Arroyo, “documento técnico que ha sido considerado suficiente, por su nivel de
detalle y calidad, por la oficina de gestión urbanística de la Mancomunidad
Tajo Salor”. Hay una prestigiosa empresa dedicada a la restauración dispuesta a
comenzar las obras. Hay un presupuesto aprobado. Y ahora, los mismos barandas a
quienes se ha hecho todo el trabajo que precisamente les correspondía, nos
vienen con que todo esto no es suficiente. Y punto. Sin más. Aportando trabas,
pero no soluciones. Obviando el tema en las reuniones de patrimonio. Haciéndose
los suecos.
La mujer con toca, imagen de Juan Carlos Pérez Hernández |
Quizá sea apresurado pensar que
tienen el rostro de cemento. Quizá sea apresurado pensar en lo terribles que pueden
ser los dedazos. Quizá sea apresurado calificar su calidad humana de deleznable, juzgando que los mismos que se llaman servidores públicos a la vez se olvidan
de la gente. Quizá sea apresurado sospechar que puede haber maniobras
partidistas de fondo. Quizá todo sea apresurado, porque incluso los barandas
son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero muchos creemos que han
sembrado vientos, y vamos a por ellos.
Tres réprobos, imagen de Juan Carlos Pérez Hernández |
Talaván está en guerra. Talaván es
hoy una brigada de ángeles malos, ángeles endemoniados de mirada desorbitada,
gesto feroz y fauces vampíricas. Talaván está hoy unido en la defensa de su
ermita encantada y contra la presunta negligencia de los inocentes barandas. Y
yo me apunto a la guerra. Porque quiero que mis hijos y mis nietos tengan la
oportunidad de hacer buenas migas con los monstruosos habitantes de la ermita
del Santo Cristo de Talaván.
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Gabriel Cusac
Yo soy un angel malo que va a la guerra. Mañana llamare de nuevo al sr director de patrimonio....y a la consejera de culturabyvsi es necesario al sr presidente de la junta, para que vea a quienes tiene por subordinados y que sepa que riene a todo con su ejercito de angeles malos, en contra. A por ellos, camaradas.
ResponderEliminarClaro que sí, Román, ya somos muchos los ángeles malos. Nos tienen enfrente, aullando. A por ellos.
ResponderEliminarYo también. Si fuéramos a oficinas de Cáceres a Badajoz o a Mérida, seguro que encontramos a cientos de personas que viven de la cultura extremeña, salen a tomar café, tienen sus "moscosos" sus pagas extraordinarias, sus gastos de material, su internet en el trabajo, y todo es para un fin. Uno de los fines sería conservar, organizar para que unos obreros manuales, con un poco de cemento, hormigón, y quizá algunas cosas más sofisticadas, apuntalen la cultura heredada para disfrutarla y legarla a otros que quizá puedan apreciarlo más que nuestra generación.
ResponderEliminarPero el fin real es la última de las prioridades de los funcionarios de la cultura. Si yo fuera burócrata de la cultura, qué placer, juro que sudaría la camiseta.
Yo también , en el caso, sudaría la camiseta con placer. Pero me temo que aquí hay más maniobras partidistas que desidia. Empieza un nuevo episodio del drama.
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