¡Hosanna! |
No se pilla los dedos la católica Iglesia, y toda la titulación virtuosa, de siervo de Dios a santo, que debe pasar cualquier meapilas para subir a los altares comienza a tramitarse con la servilleta ya doblada. No sea que el Maligno disfrace a un lobo de cordero y, cuando todo quisque ya se postrase ante él, le diera por sacar la chorra ante las multitudes, hacer un corte de mangas al Papa o se le escapara un “¡Ahí va la hostia, pues!” en medio de los salmos. ¡Y es que el Maligno es un pillastre de mucho cuidado, oigan!
Tan
necesaria introducción viene a cuento, queridos (hasta el frenesí, de verdad)
paisanos, porque todos sabemos que ahora mismo, entre nosotros, vivito,
coleando y posiblemente cascándose una Estrella como Cucurella, hay un
santo. ¡Sí, todos lo sabemos!: ¡Paulinoooooo! (gritemos hasta la afonía).
Cuando
el gran Pauli la palme, dentro de cien o ciento cincuenta años, la inevitable demanda
cívica obligará al Dicasterio de las
causas de los santos a estudiar su caso. Pero, para que las generaciones venideras
reconozcan su obra (Paulino opus) por
los siglos de los siglos (in saecula
saeculorum, chatungos), somos nosotros, los bejaranos y comarcanos de
nuestro tiempo, los valientes y nobles vetones de hoy, quienes debemos ir
tomando notas de su esencia divina, testificando sin pudor de su apostolado.
Hagamos, por tanto, acopio de milagros.
1-La
bilocación. Motivo de las camisetas estampadas que causan furor entre los
jóvenes de nuestro bendito terruño: “Dios está en todas partes, Paulino
también”. Se trata, sin duda, de una inocente exaltación devota, pero no
podemos incurrir en herejía: solo Dios es omnipresente. Aunque todos sabemos que Paulino puede estar en dos barras de bar a
la vez, a veces incluso en dos barras de distintos pueblos en fiestas. Algunas
fuentes, a mayores, hablan de trilocación, y esto ya sí que es de agárrate y no te menees,
la puta bomba, sin precedentes en la literatura hagiográfica. Por favor, a partir de este glorioso momento insto a
todos los bejaranos, comarcanos y demás adláteres de buena fe para que, móvil
en mano, graben la presencia de Paulino, allá donde le encuentren, para un
elemental cotejo de pruebas audiovisuales. ¡Desperta
ferro! ¡Con dos cojones!
2-La
multiplicación de los tercios y las tapas. En innúmeras ocasiones también hemos
sido testigos de este prodigio, a imitación del milagro de los panes y los
peces, pero a nivel individual (efectivamente, por discreción pauliniana). Sin
que pida al camarero, sin que le hayamos quitado la vista de encima. Bebe y
bebe y vuelve a beber y resulta que siempre tiene el tercio de Estrella lleno. Otro
tanto pasa con las tapas. Paulino mastica y mastica, pero no falta el platito
delante con la tapa de magro intacta. Documentémoslo, porfi.
3-La
erradicación de la prostitución. Nunca seremos capaces de ponderar con
suficiencia la labor evangelizadora de Paulino. Años ha, a pesar de ser un
pueblo elegido y tener por costumbre subir del Castañar al Cielo, a pesar de
que tradicionalmente hemos competido en golpes de pecho con el Parque Nacional
de Virunga, resulta que, debido a alguna
inexplicable anomalía, nuestra paradisíaca zona geográfica estaba salpicada de
una notable cantidad de puticlubs o puticlubes (ambas formas aceptadas por la
RAE). Sí, amigos, fue Paulino. Sermoneando noche tras noche a las
maríamagdalenas del lugar, con el candor de il poverello pero a la
vez con la constancia de un martillo pilón, levitando en los momentos de
especial énfasis hasta lo más alto de la barra de pole dance (como afirman multitud de testimonios), luchando contra
lujuriosos vientos y pérfidas mareas… Sí, objetivo cumplido: redimió a todas
hasta no dejar ni una en muchos kilómetros a la redonda. Graznemos al unísono: ¡Bravo! ¡Yupi! ¡Irulá!
4-La
eterna juventud. Bien puede demostrarse. Muchos de nosotros, que peinamos
canas, éramos unos mozos cuando Paulino ya estaba animando el cotarro. ¡Y hoy
sigue igual! ¡Hasta se quita las gafas, el cabrón! Espicharemos en breve, y
sabemos que Paulino nos dará el último adiós en San Miguel. ¡Aleluya!
En definitiva, píos compañeros en este valle de lágrimas, os insto a que sumemos pruebas irrefutables para que el Dicasterio ese juzgue con acierto. Esto hará que nuestras vidas tengan un sentido.
¡Tralarí, tralará!
Gabriel
Cusac Sánchez
No has perdido un ápice de tu increíble sentido del humor, y forma de contar las cosas.
ResponderEliminarHay temas que me lo ponen fácil. Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarLo has clavado 😂👌🏼
ResponderEliminarAMÉN
Muy bueno, merece sin duda ser estudiado por el Vaticano
ResponderEliminarAmén, qué hostias.
ResponderEliminar🥰🥰🥰🥰 Me encanta 🥰🥰🥰 Ciertamente 💚
ResponderEliminarGraciaaaas.
ResponderEliminarPaulino es eterno, buena reflexión Gabriel
ResponderEliminarTendremos que pensar en montar una cofradía, eh? Un saludo.
ResponderEliminarGenial!
ResponderEliminarGrazie mille!
ResponderEliminarCiertk Paulino esta entodas partes,que grandes
ResponderEliminarPaulino es un crack y como suele decirse, el Puto Amo de las noches festivas y festivaleras de Béjar. Ahora bien, antes que todo lo que se pueda decir de su vida lúdica, Paulina es muy buena persona y siempre muy amigos de sus amigos.
ResponderEliminarPaulino es un crack.
ResponderEliminarYo lo puedo confirmar.
¡Pues viva el gran Paulino!
ResponderEliminarEn la Santa Sede están dando cuenta de estas supuestas Bilocaciones,
ResponderEliminar- Creo se encuentra una delegación por la zona. recopilando información.
Visitan bares , zonas de fiesta e incluso interrogan a antiguaos propietarios de clubs nocturnos.
Al parecer pagan con una extraña tarjeta del Banco Vaticano.- todo ello, según nos cuentan varios testigos...
Sí, Atalaya (Atalaya como el serrano Calvitero, como el Torreón), también yo he oído hablar de esa delegación y sus extrañas tarjetas, con las llaves de San Pedro en relieve y oro y los bordes tan afilados que dejan la farlopa hecha harina y posiblemente corten yugulares como se corta el queso fresco. ¡La cosa marcha! ¡Aleluya!
ResponderEliminarDoy fe del primer y último versículo
ResponderEliminarAmén!
EliminarParece que este relato paulínico va camino de convertirse en el Best Seller de tu blog, debido a la gran cantidad de comentarios que ha provocado.Suele ocurrir cuando se juntan una excelente pluma y un ser mitológico. Espero que te sirva de estímulo, ya que últimamente te dejas leer muy poco.
ResponderEliminarPor otro lado, en cierta ocasión fui testigo de una bilocación paulínica: corría el verano del año 1983 cuando junto con tres colegas decidimos irnos hasta Horcajo de Montemayor que estaba en fiestas. Al entrar en el bar de la localidad, nos encontramos a Paulino acodado en la barra tomando un "cacharro"(por aquel entonces degustaba cubatas). Nos saludamos amigablemente, y hubo gran regocijo. Después de un par de horas, unos cuantos botijos y tres o cuatro porros, optamos por acercarnos a Hervás, ya que la discoteca de allí se ponía los domingos de bote en bote. Pues hacia allá nos dirigimos en el coche diabólico (al dueño del buga le apodaban "el demonio"). Pero al acceder a la pista de verano de dicha sala, ¿a quién nos encontramos acodado en la barra y trajinándose un cacharro? A Paulino. No salíamos de nuestro asombro, ya que él se había quedado en Horcajo, y ahora estaba allí delante nuestro. Por más que le preguntamos cómo había conseguido llegar antes que nosotros, se limitó a sonreirnos socarronamente y siguió a lo suyo. Unos días después en el mítico bar La Choza en S.Juan, comentando el caso, contó un menda, que ese mismo domingo había visto al omnipresente Paulino también en la discoteca de Piedrahita. Ahí lo dejo.
Gracias, Títiro, por tu testimonio, uno más a sumar en el santo expediente. Ninguna cristiana causa de los tiempos modernos acumula tantas pruebas. ¡Aleluya! ¡Epaaaaa!
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