19 de agosto de 2009

El falso tocón




O perfidus vettonicus, según Plinio y Estrabón, que le sitúan en la provincia lusitana de Hispania. Es solitario y esquivo, como un ácrata en EE.UU., y voraz como la hiena o el cura rural: no desprecia pájaros, roedores, serpientes, conejos o peregrinos. En virtud de su perfecto camuflaje, la presa difícilmente escapa. Estático tal un arbusto más del sotobosque, semeja un tocón de acacia envuelto en sus propios brotes. Clavando en la tierra sus dos extremidades inferiores - gruesas, cortas y finadas en garras filosas-, aguarda paciente el paso de la víctima, a la que envuelve con sus múltiples brazos espinosos en un espasmo súbito. El hocico y las orejas de este gran depredador son pequeñas protuberancias nudosas. Los ojos y la boca, cerrados, parecen simples muescas; abiertos, le confieren un siniestro aspecto de calabaza de Halloween. Emite extraños sonidos que pueden hacer creer al oyente en la cercanía de un alemán ebrio.
No hay animal más gracioso en carrera: avanza a saltitos con las menudas piernas, aleteando a la vez la ramosidad de sus brazos, en un bamboleante y azorado conato de despegue. Cae con frecuencia. Sus desplazamientos, en todo caso, son breves y escasos. En época de apareamiento, la hembra ronda al macho con aparente indiferencia, pero haciendo círculos a su alrededor. El macho se pavonea ondulando sus extremidades superiores, que parecen mecidas por un viento cambiante, al tiempo que alterna su apoyo a la pata coja. Cuando el cortejo se prolonga en demasía, el macho recurre a efectos más espectaculares: formando un ovillo, hace alarde de valor echándose a rodar ladera abajo. A veces muere en estas exhibiciones, despeñándose o estrellado contra un piedra o un árbol. Si sobrevive a esta prueba, queda tan herido y fatigado que renuncia a proseguir el flirteo. Entonces la hembra, lanzando una especie de risa chirriante, acude en busca de otro galán.
Es especie en obvio peligro de extinción.

Gabriel Cusac

1 comentario:

Lola dijo...

el aspecto del bicho me recuerda un pokemon(el que tenga niños sabe de que hablo),y el cortejo,tal cual el humano,je je je.