
Leopolda Torrejones Segura, la mayor, y la Carmela, la menos mayor, al alimón conocidas como Hermanas Opus, pasan cuentas de un rosario con cuentas alternas de superstición y ultracatolicismo, medieval rosario que ciñe el mundo mefítico y oscuro donde decididamente se atrapan. Las Hermanas Opus, flores marchitas de la sesentena, tienen el cuerpo tan consumido como el alma, y de camino a su misa diaria parecen dos espigas negras y funestas, sombras de velatorio y mal augurio. Pálidas son como la muerte y flacas de tanto ayuno y sobrecuaresma, de tal modo que su soltería parece inapelable y hasta merecida, y uno no sabe dónde encajarían mejor, si en convento o en aquelarre, porque todos los extremos se tocan.
Habitan las Opus un siniestro cuchitril de Reinoso, antebrazo de la calle Mayor, más vela que bombilla y más estampa de santo que en museo beato. Santos hay como infalible botica para picazones y alergias, para cefaleas y estados carenciales, para úlceras y malas digestiones, para otitis, sinusitis y todas itis, para aojos y hechizamientos también, y de cierto que las Opus son crecidas hipocondríacas por la ilusión que les da el ser curadas a base de rogativas santoralistas. Del mismo modo coleccionan, por mor de su salvación, mensajes tremebundos de Fátimas y Garabandales, y de vez en vez salen de madrugada como apóstoles carteros para buzonear tal o cual apocalipsis de estas milagrosas revelaciones. También pagan anuncios a la prensa que invitan a rezar un total de ochenta y un avemarías para conseguir el más difícil deseo del lector, siempre y cuando sea pío.
Son éstas de las señoritas escrupulosas dispuestas a analizar si un grano de arena tiene ángel o demonio, de resultas a lo cual comparten visiones a la menor. Y aunque tienen las cuatro esquinas de sus habitaciones sembradas de sal por alejar a los malos espíritus, esto no impide que ocasionalmente reciban la visita de algún íncubo perverso o, también, de un brujo que tienen por vecino, rojo y masonazo, que cuando las encuentra en las escaleras se baja los pantalones por norma y les enseña las asentaderas con mucha burla y desvergüenza. Este denunciable suceso, por lo que se contará ahora, posiblemente no vuelva a repetirse, pues quizá haya quedado el satánico escarmentado del santo varapalo de las Opus.
Ocurrió no hace mucho que su feudo de bendición, su santuario de Reinoso, fue invadido por la presencia maligna de un sapote gordo, gris y verrugoso, y expliquen ustedes el misterio de cómo un anuro puede colarse en una vivienda urbana cerrada poco menos que a cal y canto, siendo además un segundo de muchos y empinados escalones. No cabe duda, atendiendo a la lógica, que el sapo era nigromántico transformado, y más concretamente el vecino, don Timoteo Verdaguer Jineta, alias Escarnio, acaparador de grimorios y literatura marxista y veterano pactador con Belcebú al sincero decir de las Opus.
Interrumpió el Timoteo ensapado la sesión matinal, o maitinal, de plegarias que cada día desayunan las dos inocentes damiselas, plantándose con descaro en la mesa del comedor, entre las imágenes de santa Prisca y san Antonio Abad, y sobre mantel con cosida estampa del santo Cristo de Cabrera. Fue primero el susto y el griterío de las hermanas, pero muy seguida la conclusión de quién era el horrendo visitante. Armada de valor cristiano, Carmela Torrejones Segura, la menos mayor, empuñó entonces la escoba que la Divina Providencia puso al alcance de su mano, y arremetió con justa furia contra el sapo profanador, el cual, dando un brinco reflejo, escapó por pelos del escobazo. Mas no pudo hacerlo del segundo, que le pilló de plano tan cargado como iba de ira paladina, y al que siguió un fregonazo de manos de la Leopolda, prestamente movilizada en la búsqueda de herramienta disuasoria. Maltrecho y babeante, sacando fuerzas de flaqueza, el demoníaco engendro pudo alcanzar la puerta del balcón, que se hallaba entreabierta, y lanzarse desde éste a los ruinosos jardincillos que aún perduran en la trasera de Reinoso, dando así por finalizada la purificadora epopeya de las Opus, quienes a posteriori encenderían dos cirios frente a la estatua gallarda de san Miguel, vencedor de demonios adragonados y, sin duda, auxiliador invisible en el trance.
Lo cierto es que el Timoteo, aquel mismo día, acudió a Urgencias. Lo hizo por su propio pie, pero salpicado de moratones y con el paso atrancado del diablo cojuelo. Dijo haberse caído por las escaleras del murallón. Actualmente guarda reposo absoluto.
Por este motivo las hermanas Opus están tranquilas y satisfechas, ellas que saben que lo de las escaleras es falaz. En todo caso han repartido gruesos bastones por toda la casa, conocedoras de que el Demonio es insistente y malo. Amén.
Habitan las Opus un siniestro cuchitril de Reinoso, antebrazo de la calle Mayor, más vela que bombilla y más estampa de santo que en museo beato. Santos hay como infalible botica para picazones y alergias, para cefaleas y estados carenciales, para úlceras y malas digestiones, para otitis, sinusitis y todas itis, para aojos y hechizamientos también, y de cierto que las Opus son crecidas hipocondríacas por la ilusión que les da el ser curadas a base de rogativas santoralistas. Del mismo modo coleccionan, por mor de su salvación, mensajes tremebundos de Fátimas y Garabandales, y de vez en vez salen de madrugada como apóstoles carteros para buzonear tal o cual apocalipsis de estas milagrosas revelaciones. También pagan anuncios a la prensa que invitan a rezar un total de ochenta y un avemarías para conseguir el más difícil deseo del lector, siempre y cuando sea pío.
Son éstas de las señoritas escrupulosas dispuestas a analizar si un grano de arena tiene ángel o demonio, de resultas a lo cual comparten visiones a la menor. Y aunque tienen las cuatro esquinas de sus habitaciones sembradas de sal por alejar a los malos espíritus, esto no impide que ocasionalmente reciban la visita de algún íncubo perverso o, también, de un brujo que tienen por vecino, rojo y masonazo, que cuando las encuentra en las escaleras se baja los pantalones por norma y les enseña las asentaderas con mucha burla y desvergüenza. Este denunciable suceso, por lo que se contará ahora, posiblemente no vuelva a repetirse, pues quizá haya quedado el satánico escarmentado del santo varapalo de las Opus.
Ocurrió no hace mucho que su feudo de bendición, su santuario de Reinoso, fue invadido por la presencia maligna de un sapote gordo, gris y verrugoso, y expliquen ustedes el misterio de cómo un anuro puede colarse en una vivienda urbana cerrada poco menos que a cal y canto, siendo además un segundo de muchos y empinados escalones. No cabe duda, atendiendo a la lógica, que el sapo era nigromántico transformado, y más concretamente el vecino, don Timoteo Verdaguer Jineta, alias Escarnio, acaparador de grimorios y literatura marxista y veterano pactador con Belcebú al sincero decir de las Opus.
Interrumpió el Timoteo ensapado la sesión matinal, o maitinal, de plegarias que cada día desayunan las dos inocentes damiselas, plantándose con descaro en la mesa del comedor, entre las imágenes de santa Prisca y san Antonio Abad, y sobre mantel con cosida estampa del santo Cristo de Cabrera. Fue primero el susto y el griterío de las hermanas, pero muy seguida la conclusión de quién era el horrendo visitante. Armada de valor cristiano, Carmela Torrejones Segura, la menos mayor, empuñó entonces la escoba que la Divina Providencia puso al alcance de su mano, y arremetió con justa furia contra el sapo profanador, el cual, dando un brinco reflejo, escapó por pelos del escobazo. Mas no pudo hacerlo del segundo, que le pilló de plano tan cargado como iba de ira paladina, y al que siguió un fregonazo de manos de la Leopolda, prestamente movilizada en la búsqueda de herramienta disuasoria. Maltrecho y babeante, sacando fuerzas de flaqueza, el demoníaco engendro pudo alcanzar la puerta del balcón, que se hallaba entreabierta, y lanzarse desde éste a los ruinosos jardincillos que aún perduran en la trasera de Reinoso, dando así por finalizada la purificadora epopeya de las Opus, quienes a posteriori encenderían dos cirios frente a la estatua gallarda de san Miguel, vencedor de demonios adragonados y, sin duda, auxiliador invisible en el trance.
Lo cierto es que el Timoteo, aquel mismo día, acudió a Urgencias. Lo hizo por su propio pie, pero salpicado de moratones y con el paso atrancado del diablo cojuelo. Dijo haberse caído por las escaleras del murallón. Actualmente guarda reposo absoluto.
Por este motivo las hermanas Opus están tranquilas y satisfechas, ellas que saben que lo de las escaleras es falaz. En todo caso han repartido gruesos bastones por toda la casa, conocedoras de que el Demonio es insistente y malo. Amén.
Gabriel Cusac
18 comentarios:
El Señor nos coja confesados,amén.je je
Hola. Participé en el premio Casino Obrero de Béjar y fui a la lectura del mismo. Quisiera agradecerte tu trabajo (creo que merecido y digno ganador) así como tus palabras finales que ya no se oyen. (Rompí a aplaudir) Me habría gustado poder hacerlo en persona pero saliste de la sala y yo tenía prisa por volver a casa. (Vivo en Baños).
Un saludo
Hola:
Ha llegado a mis manos el libro del concurso literario del Ateneo Cultural de Béjar.
He leído tu trabajo; me parece malo, muy malo. He leído bastantes cosas tuyas, y me resulta tediosa esta guía turística que has escrito y esa retórica rebuscada, y ese rollo "progreta" pasado de moda. Hay que evolucionar un poco.
Saludos, y disculpa mi sinceridad.
Anónim@ amig@, gracias a ti. Podría haberme estado calladito, pero las "palabras finales" a las que te refieres me salieron del alma. En cuanto a hablar en persona, si vives en Baños somos casi vecinos; no tardaremos en vernos. Un saludo.
Enhorabuena, Claudia, inauguras en este blog la crítica negativa, con nombre y foto además. "Progreta"...juá, juá. Se agradece tu sinceridad. Un saludo.
Aunque no te guste la Navidad deseo que estos días sean placenteros para ti y renueven tus ganas de escribir para el próximo año. He dicho.
A la sra. Claudia de Apellido Notable,estoy de acuerdo en que los escritos de Gabriel Cusac pueden gustar o no y su opinion es muy respetable,pero noto en sus palabras un poco de "mala leche"¿es algo personal? Un saludo,simplemente Lola.
Sí, pero no te fies de la foto, es de hace un montón de años.
A Mojadopapel: que sí, que me gusta la navidad (paga extra, fiesta, contacto con amistades), pero no el espíritu navideño (paz y amor enlatados, distorsiones religiosas, consumismo extremo). Te deseo lo mejor, incluso cuando no sean navidades. Yo también he dicho.
A Claudia y Lola: ¡más madera!
Pues Feliz y literaria Navidad. La sospecha de "mala leche" es infundada, no conozco personalmente Gabriel Cusac, le admiro como escritor, y valoro su trabajos como me da la gana. Este no me ha gustado y punto. Por cierto Lola: no soy señora sino señorita.
Valoración respetada,está usted en su derecho,mis disculpas señorita.
Bueno, bueno...¿noto cierta tension por estos lares?
Personalmente dire que no he tenido el gusto de leer este trabajo tuyo que tanto que hablar esta dando. Aunque confio en poder leerlo pronto. Lo que si puedo decir, es que hasta ahora, todo lo que conozco, me parece realmente bueno.
Pero...para gustos se hicieron los colores, ¿no?
Yo si te conozco, y te dire, que te admiro como escritor, persona, amigo, padre, marido....
"porque tu lo vales", jujua!!!
Que eso, que feliz navidad, que comas mucho, que bebas mas, que te tomes una copita a mi salud, que un millon de besos, y que me encanta que seas "tan progreta". He dicho.
Hola, si no es indiscrección, como no estuve allí: cuando habláis de "las palabras finales" en el Casino Obrero, ¿a qué os referís?
Felices fiestas, Silvia. Y no me pongas en un altar, que a los ídolos les entra carcoma.
Hola, Claudia. En el mismo Casino me confirmaron que se había invitado a las "autoridades". No fue ni una al acto de entrega de premios, como ya ocurrió el año pasado. No por mí, sino por una institución centenaria -que, entre otras cosas, organiza uno de los premios literarios más antiguos de España-, entiendo una falta de respeto la pertinaz ausencia de representación municipal. En definitiva, por esta razón mis palabras finales fueron "por mí les pueden dar por culo a todos" (los políticos). El público aplaudió, claro.
¿Y qué tienen que ver los políticos con la literatura? Su labor es ser buenos gestores, no ser espectadores de actos culturales o parecidos. El público...el público aplaude cualquier boutade que le echen.
Realmente pienso que la ausencia de representación política en cualquier acto sería una expresión máxima de normalidad democrática. Pero la realidad es otra. Lo normal, por ejemplo, es que en este pueblo los concejales en pleno encabecen la procesión del Corpus, a pesar de que varios de ellos se jacten luego de su furia anticlerical, a pesar de la simple condición laica que deben mantener las instituciones políticas. He visto a los políticos de este pueblo inaugurar unos aseos públicos, unas oficinas de banca o un restaurante. Y si repasas la prensa de los últimos días te darás cuenta de la particular ubicuidad que en estas fechas han tenido en todo tipo de actos, varios de ellos con comida incluida. En cambio, faltan -en pleno- a un acto netamente cultural, organizado por un ateneo centenario. Algo canta, Claudia, así es que no me toques los cojones con argumentos "progretas". Y si boutade, según el diccionario, es una ocurrencia ingeniosa destinada a impresionar, me parece muy poco ingenioso mandar a tomar por culo a alguien; por lo demás, te aseguro que nada más lejos de mi ánimo que querer impresionar: ya he hecho demasiadas payasadas en la vida -incluso fui concejal-; hoy sólo aspiro a defender mi reducto.
Estoy de acuerdo en que la ausencia de concejales en actos públicos debería ser lo normal, por lo tanto su presencia en actos como el Corpus u otras procesiones religiosas sobra, como sobra su presencia en movidas culturales si lo hacen de modo institucional cuando realmente le importan poco. Estamos llegando a un estado de obligación de la cultura cuando ésta simplemente debe facilitarse, no obligarse. Respecto a lo de la boutade sólo quise decirle que el que los asistentes (pocos por lo que vi en las fotos) aplaudieran no significa nada, el público está por la labor de reirse de cualquier tontería.
Feliz y literario año 2010.
Lali Ortiz de Urbina.
Feliz 2010, Claudia. Que la polémica no te abandone.
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