He dejado a la familia en Jerez de la Frontera, donde los vinos, donde las motos. Se casa Javito, y me toca volver el fin de semana próximo. Hoy, de vuelta, a mitad de camino, me ha sucedido algo extraño. Alucinación auditiva o recuerdo espontáneo tan súbito como intenso, creí oir la vocecita de la pequeña Lucía, llamándome. Sólo una palabra: papá. Pero una palabra inmensa y definitoria que me llena el corazón de ecos. Papá como resumen de todos los sacramentos, papá como el mayor de los triunfos y la más grande de las responsabilidades, papá como sacrificio y redención.
Hace años escuché decir a una de las madres de Plaza de Mayo que su hijo le había dado la vida a ella, no al revés. No se puede expresar mejor.
Gabriel Cusac
2 comentarios:
Te entiendo mas que de sobra y comparto la opinión de esa MADRE de la Plaza de Mayo.Un besito
Si papá es una palabra inmensa, qué será mamá, ¿verdad, Julia? Un beso.
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