12 de junio de 2014

Visita a Neila de San Miguel: una pequeña maravilla, un Osiris cristiano y un plagio




Campanario de Neila de San Miguel


Vivir en esta tierra milenaria y abonada de misterio, donde el significado del arte, la religión o las manifestaciones folclóricas con frecuencia se presenta -o se oculta- a modo de infinitas capas de cebolla, es una de nuestras mayores suertes. Cerca de Béjar, bajo la sombra pagana de El Berrueco -uno de los enclaves arqueológicos  más importantes de la península ibérica, asombrosamente preñado de yacimientos-, parecen multiplicarse las evidencias de una antigua sacralidad. Qué placer, siquiera para la especulación diletante, teorizar sobre el hallazgo de los tres bronces de la diosa Astarté encontrados en el propio Berrueco; imaginarlo como reducto arriano; descubrir las tumbas antropomorfas (lo que debo agradecer a Eloy Díaz Redondo) horadadas en el granito medinillense; sumergirse, con gozo detectivesco, en la investigación de los manantiales y de los toros como ancestrales vehículos sagrados,  tal me aconteció, acompañado de Tomás Aguilera Durán, en la enigmática ermita de Fuente Santa; o encaramarse, con emoción infantil, en el campanario acaso más original de España, en Neila de San Miguel. Qué inmensa suerte.
Anejo a la iglesia de San Miguel,  aprovechando la atalaya natural formada por un gran peñasco, se levanta el curiosísimo campanario, al que se accede por una escalera de obra cantera. Solo conozco un caso parecido, el de la espadaña –sin pupilas de bronce- del monasterio orensano de San Pedro de Rocas, impresionante lugar que, siguiendo una de las guías de Atienza, también tuve el privilegio de visitar.
La conjunción entre la obra natural y la humana produce un efecto sorprendente y bello. La heterodoxia, la rareza de la construcción,  se acentúa observando  el antepecho de columnas, con aspecto de pieza reaprovechada y, si no me equivoco, tallado en una sola pieza de granito (virguería pura). Un campanario-balcón. Poniendo la guinda, para que no falte detalle en el cuadro, una pareja de cigüeñas anida sobre el tejadillo. Precioso.
Desde otra perspectiva

El encanto se multiplica si, atendiendo la sugerencia de Ramón Grande del Brío, podemos sospechar algo más que una original solución arquitectónica: ¿el campanario oculta un primitivo altar vettón? Yo no lo sé, pero teniendo en cuenta que la historia del catolicismo lo es también de la suplantación, si sabemos que santos han disfrazado a dioses y que una gran cantidad de iglesias se alzan sobre cimientos paganos, ¿por qué no?...El placer de la especulación diletante, decía.
Anubis pesando el corazón y la pluma de la Verdad en el juicio de Osiris (foto: blog de miguel fernández)

Sobre la suplantación cultual, otra sorpresa nos aguarda en la iglesia parroquial de Neila. Porque si San Miguel, el pesador de almas, el arcángel psicopompo, ha sido interpretado como el Osiris cristiano, resulta que esta iglesia guarda los ecos de una tradición pasmosa. Y no es otra que los niños recién bautizados eran antiguamente pesados  en una romana, y su peso era entregado a la parroquia traducido en grano de trigo. Aún se conserva la romana, más no una tradición que, en su día, se extendió más allá de los límites de la comarca. Inauditamente, una báscula mecánica en el vestíbulo de la iglesia, óbolo de un particular, se encarga de recordarnos la historia. Ahora, que cada cual saque sus propias conclusiones. Pero no me digan que todo este asunto no despierta ansias antropológicas. Tierra de misterio.
Representación de psicostasis en la iglesia navarra de Artaiz (foto: blog amigos del románico)

El donante de la báscula fue quien me franqueó el paso a la iglesia. O, dicho de otra manera, su libro fue el visado que entregué a doña Rafaela  -el necesario cancerbero de las puertas sagradas, la guardiana de las llaves- para que me enseñara el interior del templo. Poco antes, doña Rafaela me había dejado con dos palmos de narices, remitiéndome al horario de misa. En realidad, es de agradecer el celo de doña Rafaela, en este país acribillado por los ladrones de arte sacro, sobre todo en el ámbito rural. Lo que no quita para proclamar una sangrante verdad verdadera: los mayores expoliadores, en este caso, han vestido y visten sotana.
En fin. Tomás García, el donante de la báscula, el autor (y editor) de “Romances y poemas. Entre castaños y peñas”, me habló del pueblo y de la romana de San Miguel, me facilitó su teléfono, se prestó a acompañarme cualquier día al hermoso castañar neilense y al cerro de El Cabezo, y su libro, recién comprado, me abrió a la postre las puertas de la iglesia. Me despedí de él agradecido y contento.
Lástima, Tomás: me debo a la verdad. Porque lo que acabo de descubrir, ya en mi domicilio, es penoso. Si la primera y principal parte de los Romances y poemas es una colección poética que no entro a valorar, la segunda, dedicada a la historia del pueblo, es una prueba no solo de torpeza, también de ruindad.
En “Fuente Santa. Estudio histórico antropológico” (Centro de Estudios Bejaranos, 2010), Tomás Aguilera y yo explicábamos acerca de una obra del polígrafo bejarano Juan Muñoz:
No será ésta la única ocasión donde el cronista confunde al paisanaje entremezclando ficción, suposiciones historicistas de cuño propio y datos constatables. Aún hoy, muchos bejaranos siguen tomando al pie de la letra su ingenua recreación de la conquista de la Béjar musulmana por parte de los Hombres de Musgo, gesta inexistente más allá de los márgenes de una leyenda que, por lo demás, Muñoz aderezó a su gusto en El día de Santa Marina, cuyo epígrafe también induce al equívoco: Tradición de la reconquista de Béjar. Hasta el propio César Morán, en su Reseña sobre la provincia de Salamanca, nos remite hasta este título como referencia de la supuesta hazaña. En el caso de la novela Fuente Santa, algunos lugareños de Medinilla y Neila no solo creen en la realidad histórica de la supuesta paladina vettona…
Pues bien, cuán cierto es esto. Tomás García es uno de estos neilenses que han confundido la ficción literaria de “Fuente Santa. Novela arqueológica” con la historia.  Y para más inri, 68 años más tarde de su primera edición, el inverosímil relato del cronista bejarano es evidentemente plagiado, bajo el epígrafe de “Historia de Neila”, en un capítulo de los novísimos “Romances y poemas”. La torpeza. Y la ruindad: esto se hace sin citar a Juan Muñoz, por supuesto, ni a su novela fantástica (que no fantástica novela), y copiando unas veces en resumen y en otras  poco menos que párrafo a párrafo del original. También se da en ocasiones la transcripción chapucera, eliminando o confundiendo vocablos de tal manera que la frase queda sintácticamente muerta, sin significado. Torpeza y ruindad hasta en la frase que inicia el capítulo, a modo de pobre coartada: “Pocos escritos de libros encontramos en nuestra comarca que cuenten nuestra historia”. Y punto.
Libros respectivos de Juan Muñoz y Tomás García

Venga ahora un ejemplo del plagio:
Páginas 19-20 de “Fuente Santa” (Juan Muñoz, en edición de 1943): 

Era Neska tan bella, y tal iluminaba su semblante la claridad de aquella tarde hermosa, que el mozo no cesaba de observarla, siguiendo a aquel rebaño de ovejitas que bajaba la cuesta mansamente.
El sol ya se iba hundiendo en el ocaso, y sus rayos tan sólo iluminaban los picachos que más altos subían, y reparando Igaria en el mancebo, que no quitaba el ojo de su amiga, quiso evitar a Neska rodeando el camino, pero como el rebaño iba delante, no pudo ya marchar por otro lado, y Neska estuvo pronto a pocos pasos del apuesto joven, que sin osar hablarla y siempre viéndola, primero siguió quieto, y cuando Neska ya se iba alejando, avanzó detrás de ella hasta un saliente que el camino hacía, y estando ambas amigas a distancia, volvieron la cabeza hacia aquel sitio y aun vieron la silueta del mancebo, quieto y en pie, mirándolas, y allí seguía más tarde, cuando ya el sol ausente del espacio, caían sobre el campo silencioso las sombras que el crepúsculo difunde.
El día después llevaron el rebaño a las mismas pasturas, y al mediar la mañana vieron cómo el mancebo rondaba cerca de ellas, y Neska, aun sin quererlo, principiaba a fijarse en aquel mozo, mas notándolo Igaria, como había temor por el augurio en que tenía la herida del espino, instóla a que llevaran las ovejas a otro campo contiguo, y sin darlo a entender así a su amiga, la apartó de la vista de aquel hombre, puesto que su presencia cerca de ellas tenía por el principio de las contrariedades amorosas, que creía a Neska la esperaban.

Página 252 de “Romances y poemas” (Tomás García, 2014):

Era Neska tan bella y tal iluminaba su semblante la claridad y el mozo que no cesaba de mirarla, siguiendo aquel rebaño que bajaba la cuesta mansamente. El sol ya se iba hundiendo y su reflejo solo iluminaba las peñas más altas del cabezo. Reparando Igaria que  el mancebo no quitaba el ojo a su amiga, quiso evitar a Neska aquel encuentro rodeando el camino, pero como el rebaño iba delante, no pudo ya marchar por otro lado. Neska estuvo pronto a pocos pasos del apuesto joven, que sin hablarla y siempre viéndola, primero se estuvo quieto y cuando Neska se iba alejando avanzó detrás de ella hasta un saliente que el camino hacía y estando ambas amigas ya distantes, volvieron la cabeza hacia aquel sitio aún vieron la silueta del mancebo quieto y en pie mirándolas; y allí seguía más tarde cuando ya el sol ausente del espacio, caían sobre el campo silencioso las sombras de los árboles.
El día después llevaron el rebaño a las mismas posturas y al mediar la mañana vieron como el mancebo rondaba cerca de ellas y Neska, aún sin quererlo, comenzaba a fijarse en aquel mozo; mas Igaria al notarlo, como había temor por lo que podía pasar, llevó las ovejas a otro campo cercano sin darlo a entender a su amiga. Así la apartó de la vista de aquel hombre, puesto que su presencia cerca de ellas suponía el principio de las contrariedades amorosas que creía que esperaban a Neska.

Y así.
Habría más que añadir sobre las inexactitudes y la autoría del resto de capítulos “históricos” de la obra de Tomás García. Que investigue cualquiera, lo tiene fácil. Yo, sencillamente, estoy algo cansado. Cansado de la vanidad de eruditos/listillos rurales –precisamente del pueblo vecino, Medinilla, conozco otro caso de infamia literaria que me atañe personalmente- o urbanos. Casi da risa mencionar que en enero descubrí otro plagio. Pero estas realidades, como otras de incomparable trascendencia, son tristes. Tenemos la suerte de vivir en una tierra milenaria y abonada de misterios. Tenemos la desgracia de ser un país de miserables.

Gabriel Cusac

10 comentarios:

Ainhoa dijo...

El lugar me ha llamado mucho la atención la verdad lleno de misterio y seguro que dará mucho que escribir. Lo del Plagio que poca vergüenza y cuanto aprovechado hay en este mundo. un saludo y gracias Gabriel.

Gabriel Cusac dijo...

Pues es un tema prácticamente virgen, además de muy interesante. Tendremos que animar a Carmen Cascón o a Roberto Domínguez, porque Neila está muy cerca de Béjar. Gracias a ti por la visita, y un saludo.

juan de la cruz471 dijo...

Cusac: ya no sólo te diré que dejes de fumar, y también de beber, que se te acumulan lorzas cerveceras, pero sobre todo, deja de leer, que los plagios se te agarran al hígado y tienes hipersensibilidad,¿está ahí la bilis?

Gabriel Cusac dijo...

Bueno, Juan, al menos aceptarás que tengo unos ojos muy bonitos, ¿que no?

Anónimo dijo...

Interesantísimo el campanario en la roca. Perfectamente podía haberse tratado de un altar de sacrificios. Conozco otro campanario levantado sobre una roca en plena zona vettona en Villaviciosa de Solosancho (Ávila). A los pies del magnífico Castro de Ulaca. Te envió foto por WhatsApp.
Títiro

Gabriel Cusac dijo...

Estupendo. Gracias, Títiro.

Anónimo dijo...

Una cosa es opinar sobre el libro y otra faltar el respeto a una persona porque todo el mundo tiene derecho a opinar

Mercedes dijo...

Acabo de descubrir por casualidad su blog y en particular este apartado que dedica a Neila de San Miguel y al libro de Tomás. Usted es libre de opinar sobre él pero ya que como dice,el autor fue amable con usted en su visita e incluso le dio su número de telefono, a lo mejor en vez de criticar como lo hace el libro debería haberselo dicho a Tomás personalmente.Conozco a esta persona y me parece que los calificativos que le atribuye son inadecuados totalmente y me parecen una falta de respeto.A lo mejor deberia conocer la intención con la que ha escrito el libro y que le aseguro que no es la de lucrarse, sino por un simple hobbie. Un saludo

Gabriel Cusac dijo...

Personalmente no tengo nada en contra de Tomás, pero creo que lo menos que debe hacerse cuando se copia a un autor es citarle, y que el móvil del plagio en este caso no está relacionado con el lucro, sino con la vanidad. Gracias por la moderación de tu comentario, Mercedes. No te imaginas (o quizá sí) el repertorio de lindezas que me han dedicado a cuenta de esta entrada.

Anónimo dijo...

Que feo me parece el criticat al alcalde de este pueblo. Penoso.