7 de diciembre de 2018

Por qué matamos al señorito (piadoso soneto rural)

Loa autómatas, José Gutiérrez Solana (imagen tomada de burgosexperience)



Más que nadie era, no más que el Señor,
y en la plaza levantó un caserón
con columnas como del Partenón
y como la Giralda el mirador.

Al lado, la iglesia quedó en ermita,
y la plaza, patio de la mansión.
¡Cuánta soberbia, vaya aberración!
¿Cómo soportar semejante cuita?

De la casa, a una columna le atamos.
Castigando tanta desfachatez,
cojones y orejas le rebanamos.

Y ahí atadito se desangró.
Ahora vengan  guardias, forense, juez,
y la madre que a todos los parió.

Gabriel Cusac




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