17 de mayo de 2019

Ermita del Santo Cristo de Talaván: una recapitulación personal

Entrada a la ermita


Después de la última respuesta de la Junta de Extremadura, quizá sea el momento de hacer una recapitulación sobre el último tramo del trompicado proceso -o viacrucis- de quienes perseguimos la restauración de la ermita del Santo Cristo de Talaván. Quede bien claro, de partida, que soy portavoz de mí mismo; hablo a título personal.
Creo que lo primero es reconocer los méritos de la movilización ciudadana y de la Asociación Talaván Historia Viva como instrumento catalizador de la misma. Nuestros réprobos o ángeles malos, nuestros queridos monstruitos, deben estar contentos de que todo un pueblo haya enarbolado la bandera de su defensa. A los talavaniegos, además, nos hemos unido un buen número de personas que compartimos la misma sensibilidad. Somos un ejército, hay fuerza, hay ilusión. Entre todos hemos sumado, voluntarios en un empeño solidario. No esperaban en la Consejería de Cultura ni en la Dirección General de Bibliotecas, Museos y Patrimonio Cultural el diluvio de mails y llamadas, no esperaban el colapso. Y ahora deben echarse a temblar cada vez que oigan la palabra Talaván, que suena a martillo pilón. En paralelo, los miembros de la Asociación se han multiplicado de manera inaudita. Ha habido que hacer una segunda remesa de camisetas; ya somos muchos los carteles humanos. Y, por supuesto, la visibilidad mediática de la causa ha sido espectacular. Creo que se han hecho las cosas muy bien, y que además se ha completado lo más duro del trabajo.
Ahora el testigo está en manos del Ayuntamiento. Hace falta, ya, la prometida contratación del técnico encargado de redactar y firmar la famosa separata del proyecto. Es el siguiente paso, sencillamente, y confío en que se lleve a cabo con la mayor celeridad. Pero pienso que no debemos bajar la guardia: lo que nos debe convencer son los hechos, no las palabras. Mantengámonos alerta.
Vista de la nave

Por otra parte, cabe considerar la posibilidad de que nos llevemos un palo brutal; seamos conscientes de que en cierto modo jugamos una apuesta ciega. Porque nadie conoce la principal referencia a seguir, el hermético “Proyecto de Rehabilitación Integral del que dispone la Dirección General”. Porque nadie conoce hasta qué punto este documento puede condicionar el presupuesto y la ejecución de la obra. Porque, en realidad, la Junta de Extremadura no ha contestado a una de las preguntas que le formulábamos: ¿Por qué nunca se ha enviado este proyecto al Ayuntamiento de Talaván? Parece muy sospechoso que, para su consulta, remitan a las propias dependencias de la Dirección General. Desde hace unos añitos, los documentos se elaboran digitalmente, y luego se imprimen. ¿Acaso no puede remitirse una copia digital? Quizá me pase de desconfiado, quizá mi ignorancia es atrevida. Pero creo que, después del camino (o la odisea) que llevamos recorrido, hay que estar preparados para todo. Alerta.

Gabriel Cusac



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