22 de septiembre de 2019

Apostillas al artículo de José Julio García Arranz sobre la ermita del Santo Cristo

Cúpula de la ermita del Santo Cristo de Talaván, imagen de Eloy Díaz Redondo


He estudiado con detenimiento el artículo de José Julio García Arranz “Un caso de transformación iconográfica y reorientación significativa: la decoración de la ermita del Santo Cristo de Talaván (Cáceres, España)” y pienso que constituye un pasaje obligado para futuras investigaciones, dadas sobre todo las escasísimas fuentes documentales y la precaria bibliografía que sobre la ermita del Santo Cristo han salido a la luz. Además, en estos momentos, cuando se lucha por la rehabilitación del lugar, cualquier publicación acerca del mismo debe ser celebrada, porque otorga visibilidad a nuestra justa demanda. Con la humildad de un diletante, sin ninguna pretensión académica, intento aquí exponer una opinión crítica, pero respetuosa y constructiva, sobre el artículo y, de paso, confrontar mi propia teoría, distinta a la interpretación de José Julio. A pesar de estas diferencias de criterio, entiendo que inevitables, reitero que la suma de voces -en este caso tan valiosa: un doctor universitario- es un arma imprescindible contra la ruina de la ermita.
Pienso, en primer lugar, que son necesarias algunas aclaraciones, cuando no correcciones. El artículo de José Julio, aunque excelente, contiene distintas referencias dudosas o erróneas que pueden llevar a la confusión.
 1- Son varias las menciones (ejemplo: p. 24, “los dos boceles del anillo exterior de la misma [la cúpula] fueron retocados, como ya señalara Carmen Cascón”) que se hacen en el texto a la historiadora y miembro del Centro de Estudios Bejaranos (CEB) Carmen Cascón, todas señalando la entrada de su blog personal “La ermita del Santo Cristo de Talaván (Cáceres), otro episodio de patrimonio artístico a punto de perderse para siempre”.  Pero, en realidad, el blog de Carmen Cascón solo es utilizado como plataforma digital, como vía de difusión, porque el texto pertenece al historiador del arte Roberto Domínguez Blanca, quien publica a través de este medio su propio informe, el realizado ex profeso sobre la ermita del Santo Cristo con vistas a la protección de la misma. Para entendernos, digamos que Carmen solo actúa aquí como editora. Es difícil entender el error. Primero, porque Carmen avisa de la autoría de Roberto en la introducción inicial; segundo, porque el informe de Roberto Domínguez Blanca, así mismo publicado en la web del Centro de Estudios Bejaranos (CEB), se cita en el artículo de José Julio, quien lo califica de “pormenorizado” e igualmente lo referencia en el apartado “recursos web”. Pero ambos textos, el de la web del CEB y el del blog Carmen Cascón son sencillamente el mismo: el informe de Roberto. Debe señalarse además que la imagen de la cúpula (fig. 3) en p. 23 del artículo, no es de Carmen Cascón, como indica el pie de foto, sino del abogado y fotógrafo Eloy Díaz Redondo.
2- En p. 26 se cita precisamente a Roberto Domínguez Blanca como promotor de “diversas actuaciones ciudadanas para salvar para salvar el santuario”. No, no es así. Roberto, a través de su informe, aporta un pilar fundamental en la lucha por la restauración de la ermita, pero las “diversas actuaciones ciudadanas”, desde la campaña “Salvemos a los condenados de Talaván” hasta la inclusión de la ermita del Santo Cristo en la Lista Roja de Hispania Nostra o la recogida de firmas en Change -estas dos acciones, utilizando el soporte del CEB y, ahora sí, con la inestimable colaboración de Carmen Cascón; porque no es lo mismo que la solicitud sea de un mindundi a que lleve el marchamo de esta institución cultural-, pasando por el contacto con las autoridades patrimoniales extremeñas, parten de la iniciativa de un buen amigo de Roberto Domínguez Blanca: quien suscribe. Invitado por la Asociación Talaván Historia Viva, tuve ocasión de explicar con detalle el desarrollo y la cronología de estas acciones en una charla dada en la Casa de la Cultura, el 16 de marzo de 2019. No se trata aquí de satisfacer ningún afán de protagonismo; simplemente, es de justicia que a cada cual se le atribuyan sus méritos.
3- En p. 33, en cambio, se me atribuye una cita ajena: “Gabriel Cusac […] indica que podría tratarse de una capilla expiatoria en la que el cielo o el infierno, como novísimos o postrimerías, tras la muerte y el juicio, se encontrarían muy cercanos”. En realidad, la cita pertenece a Antonio Avilés Amat, entonces Presidente del Centro de Estudios Bejaranos, quien el 09/03/2014 publicó en mi blog la entrada “Los ángeles malos de Talaván”, como un eslabón más de “la Cadena”, serie digital de textos iniciada en febrero de 2014 que constituyó una de las iniciativas ciudadanas antes citadas.
Creo que es importante resolver estos equívocos (disculpables y debidos sin duda a la abundancia de bibliografía manejada), sobre todo para no confundir a los investigadores.
4- En p. 24 se lee: “La siguiente evidencia documental con que contamos del santuario es un informe fechado en 1790, en el que se habla de la existencia de una ermita dedicada al Cristo del Egido (sic) como lugar en el que se reúnen los miembros que componen el concejo o corporación para la administración y gobierno del municipio; muy probablemente se trate del mismo edificio que ahora nos ocupa, y que ya en aquel momento, como se indica en el escrito, se encontraba en estado ruinoso y, en consecuencia, fuera de culto”. Estoy totalmente de acuerdo con José Julio; es más, creo que rotundamente se puede afirmar que nuestra ermita es la del Santo Cristo del Ejido:
a)     En el documento citado se relacionan las cinco ermitas que cuenta Talaván en 1790; solo una, la del Santo Cristo del Ejido, “cerca de arruinarse”, tiene advocación cristológica. La misma advocación que señala la leyenda entre boceles de la cúpula, referida al sacrificio de Cristo.
b)     Ejido significa terreno comunal. Todo cuadra. Por eso las reuniones del concejo se celebraban allí; por eso la parcela de la ermita figura en el Inventario Municipal de Bienes y Derechos como “Cristo”, tal como en 2013 avisara José Muñoz, Secretario del Ayuntamiento de Talaván.
c)     La reseña decimonónica del Diccionario de Pascual Madoz a la ermita del Santo Cristo de la Encina, dada su excepcionalidad, se trata sin duda de un error. Entre la ingente cantidad de colaboradores que hicieron posible el Diccionario quizá ocurriera que alguno interpretase literalmente una indicación geográfica oral, al darse la circunstancia de que una encina creciera junto a la ermita. Creo que es una explicación probable.
5-En p. 32 se comenta: “El llamativo e inquietante aspecto que hoy presentan las figuras angélicas de la base de la cúpula ha dado lugar, en fechas recientes, a todo tipo de especulaciones, todas ellas fundamentadas en la idea de que tales representaciones fueron concebidas originalmente de este modo, y que, por tanto, poseían tan siniestros atributos desde su creación a inicios del s. XVII”. Es verdad, José Julio, pero debes admitir que, a falta de pruebas científicas, como un análisis estratigráfico de los esgrafiados, todos nos movemos en el terreno de la especulación. Frente a la hipótesis “grafitera” que compartes, quiero contrastar los argumentos de la mía:
a)     Los llamados “ángeles malos” son sencillamente increíbles por su falta de parentesco iconográfico. Pero creo que es mucho más increíble pensar que lo que vemos sea el producto de una transformación icónica “entre finales del s. XVIII y las primeras décadas del XIX”, que un retoque de pintura sobre los trazos originales, un simple intento de restauración. Porque en 1628 nos encontramos en plena Contrarreforma, un período donde la Iglesia Católica realiza un gran esfuerzo doctrinal, de lucha contra los “herejes”, y los autos de fe de la Inquisición española están en su apogeo. Por eso tiene mucho sentido que los “ángeles malos”, pese a su condición de obra originalísima, pero en consonancia con su época, representen a pecadores, a herejes, a condenados por la Inquisición. En cambio, “entre finales del s. XVIII y las primeras décadas del XIX” el tiempo histórico de España adquiere la deriva contraria; justamente estamos inmersos en la Ilustración, donde la luz de la razón pretende imponerse a la oscuridad de dogmas y credos. Una luz que, por suerte, contribuirá a abolir la Inquisición en 1834, como señalas. No es precisamente el periodo más indicado para la transformación icónica, para convertir ángeles en condenados. Así mismo, en este contexto, el cambio de uso del edificio al “asociarse a una función funeraria” me parece más un argumento en contra que a favor de la teoría del cambio icónico.  Ante tal coyuntura, yo me decanto por el principio de la navaja de Ockham: la explicación más simple es la más probable.
b)     En este marco contrarreformista, pienso que la inclusión original de los “réprobos” formando parte del programa decorativo de la cabecera de la ermita está en consonancia con el mensaje ejemplar que quiere transmitirse. La leyenda de la cúpula nos habla del sacrificio de Cristo. Y los medallones contienen elementos de la Pasión. Hay una unicidad didáctica, y su significado equivaldría a “si desprecias el sacrificio de Cristo, te espera el Infierno”. Un mensaje plenamente contrarreformista. Para entender el singular diseño de los réprobos debemos situarnos en un plano simbólico. Las alas, en una metáfora ancestral, nos indican que son almas. Los colmillos, las grandes bocas, los ojos desorbitados, la expresión de horror y ferocidad, acentuada en algunas figuras con muescas esgrafiadas en torno a la boca, nos indica la calidad y el destino de estas almas. La coroza indica que son condenados por la Inquisición. Sí, se trata de un conjunto heterodoxo, sin referentes, una invención individual, pero es bastante más probable que esta heterodoxia artística se dé originalmente en 1628 que más de un siglo después, fruto de un “tuneo” aún menos justificable que, como poco, causaría desconcierto entre los talavaniegos, cuando no indignación.
Y nada más. Solo decir que me importa mucho menos tener o no tener razón en mi hipótesis que la salvación de los “angelitos malos”, de la mujer con toca, del hombre gato, de un lugar prodigioso que puede venirse abajo cualquier día gracias a la desidia institucional. Desidia que me duele como una puñalada. Debemos perseverar en la lucha, y unir voces. Debemos apoyar el heroico tesón que las mujeres directivas de Talaván Historia Viva están demostrando. Debemos agradecer que sabios como José Julio García, o Roberto Domínguez, o Samuel Rodríguez, o José Muñoz Domínguez, o Tomás Aguilera, o Carmen Cascón, o Antonio Avilés hagan sus aportaciones, pero eso no nos libra de la obligación moral de sumar en la medida de nuestras posibilidades. Como han hecho cientos de personas, talavaniegos o no, que sufren ante la ruina de la ermita del Santo Cristo. Porque se lo debemos a los que vienen detrás, a nuestros hijos, a nuestros nietos, a las generaciones del futuro. Adelante. Fuerza.
Gabriel Cusac






4 comentarios:

Ccasconm dijo...

Aplaudo tus aclaraciones, Gabriel.Cada cual apirta su granito de arena al estudio, puesta en valor, contextualización histórica y artística de esta obra tan difícil de interpretar. Queda mucho por hacer. Sigamos...

Gabriel Cusac dijo...

Sigamos, Carmen. Un abrazo.

manuel dijo...

Gracias por escribir artículos como éste y tanto da que haya errores en lo que escribís sobre nuestros ángeles o réprobos (tampoco importa lo que sean). Lo verdaderamente importante y casi increíble es que personas tan documentadas en sus ámbitos, se ocupen y preocupen de este patrimonio histórico y cultural, mientras los supuestamente (in) competentes, se dan al "dolce far niente",y ante las numerosas acciones, peticiones y reivindicaciones, respondan con un virtual y mariánico "Vuelva Vd. mañana".

Gabriel Cusac dijo...

Manuel, lo vamos a conseguir, entre otras cosas porque el martillo pilón de Talaván Historia Viva, con sus Cárites perseverantes, tiene muchos caballos de potencia. Ánimo, seguimos en pie. Un abrazo.