14 de septiembre de 2014

Carta de José Muñoz Domínguez a la Directora General de Patrimonio sobre la ermita del Santo Cristo de Talaván





Cúpula de la ermita del Santo Cristo (foto: Roberto Domínguez Blanca)

Qué decir de José Muñoz Domínguez, de mi buen amigo Pepe. Profesor, investigador, Licenciado en Bellas Artes, con estudios de Diseño y de Historia y Geografía, pintor, dibujante, defensor  incombustible de nuestro patrimonio (destacando su especial dedicación a la bejarana villa renacentista de El Bosque), con la tesis en curso para el Doctorado en Arquitectura… Con Pepe he compartido la autoría de “Los Hombres de Musgo y su parentela salvaje. El mito silenciado”, muchos buenos momentos y la implicación en varias causas. Sé de su compromiso, de su integridad y del marchamo de excelencia que otorga a sus múltiples tareas, siempre en lucha contra Cronos.
Hoy Pepe se suma a esta otra causa: la rehabilitación de la ermita del Santo Cristo de Talaván. Difícil causa, quizá -sí- perdida, dada la indolencia que, hasta ahora, han demostrado las autoridades patrimoniales extremeñas. Y lo hace, aportando su sensibilidad y sus conocimientos, con una carta dirigida a Mª del Pilar Merino Muñoz, Directora General del Patrimonio Cultural del Gobierno de Extremadura. El mensaje es claro y bien razonado; ya veremos la respuesta de Mª del Pilar Merino, si es que le apetece responder. Porque, hasta hoy, la inclusión de la ermita del Santo Cristo en la Lista Roja de Patrimonio de Hispania Nostra, las más de cuatrocientas firmas enviadas a Monago, la participación del CEB y de todos los colaboradores en dos campañas sucesivas -“Salvemos a los condenados de Talaván” y la “Cadena”-, veintiún meses de lucha, arrojan el triste saldo de una visita de los técnicos de Patrimonio que ya se antoja remota y de la cual ni tan siquiera sabemos si llegó a fructificar en el  preceptivo informe. En fin.
Mil gracias, Pepe, por aportar tu autorizadísima voz en la noble empresa de la rehabilitación de nuestra querida y ruinosa ermita talavaniega. Esta misma bitácora será el altavoz de la respuesta de la Directora General de Patrimonio, en el caso de que se produzca.

Carta de José Muñoz Domínguez a Mª del Pilar Merino, Directora General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Extremadura

Sra. Directora General de Patrimonio Cultural:

Hace tiempo que deseaba dirigirme a usted en relación con el caso excepcional de los esgrafiados de la ermita del Santo Cristo de Talaván (Cáceres), datados en 1628, cuyo estado espero que no sea tan deplorable y alarmante como en las últimas noticias que recibí. Quiero decir que me agradaría haber llegado tan tarde con esta carta como para que su respuesta fuera: “me alegra poder informarle de que los trabajos de restauración de los esgrafiados que menciona, realizados por expertos, se encuentran en fase de realización” o incluso felizmente concluidos. Con esa idea en el pensamiento (y no la contraria: haber llegado tan tarde como para que no haya nada que restaurar), me sumo a la iniciativa de Gabriel Cusac Sánchez en su defensa, potenciada con las completísimas aportaciones, entre otros, de Roberto Domínguez Blanca, Historiador del Arte, Samuel Rodríguez Carrero, Jesús López o, a nivel institucional, el propio Centro de Estudios Bejaranos, y le expongo los motivos por los que considero que tan raro ejemplar debe recibir mucho mejor trato, a partir de lo que mis estudios y experiencia me permiten.
En primer lugar, y en lo genérico, por tratarse de una buena muestra de esgrafiado o aplantillado, técnica de revestimiento decorativo mural que tanto abundaba en edificios civiles y religiosos en toda Europa y son hoy tan escasos –salvo excepciones- debido a la desafortunada práctica de pseudo-medievalizar los edificios antiguos despojándolos de sus verdaderas galas. Contrariamente a lo que pudiera parecer, tal vicio no fue exclusivo de nuestro país, donde camparon a sus anchas alcaldes ignorantes y párrocos rurales poco escrupulosos, sino que se ha prodigado hasta en la culta Italia, líder en criterios y técnicas de restauración: allí he podido reconocer interesantes esgrafiados en callejas no frecuentadas por turistas, como en la visitadísima ciudad toscana de San Gimignano, mientras los edificios más emblemáticos se muestran descarnados, desprovistos de sus revestimientos decorativos originales. Doy por hecho que, como Directora General de Patrimonio, aspira usted a defender la autenticidad monumental de Extremadura y no el triste sucedáneo que a menudo se ofrece a los turistas, motivo esencial en la protección y conservación de los esgrafiados extremeños. Afortunadamente, es una región rica en este tipo de obras y cuenta con una población señera en buenos ejemplares: la localidad cacereña de Valdefuentes, reconocida por el Gobierno de Extremadura como “capital regional del esgrafiado” en 2013, por lo que el tema es de sobra conocido para usted. Seguro que el interés institucional demostrado por su Gobierno en la promoción de las obras de Valdefuentes puede extenderse a casos dispersos de toda la región y, en particular, al raro ejemplar talavaniego.
En segundo lugar, y específicamente, por la extraña iconografía que ofrece el caso de Talaván, del que no conozco ejemplo semejante. Podríamos especular acerca de su significado, entre lo admonitorio y lo infernal, entre la gloria y la culpa, pero posiblemente lo más sensato sea conservar esta joya extraña y sorprendente, hoy en peligro, para que sean los expertos en iconografía quienes hagan sus estudios y nos ilustren. Pero para que tales estudios sean posibles ha de garantizarse la pervivencia material de la obra (tanto del revestimiento mural como de su soporte arquitectónico), por lo que le ruego encarecidamente ponga en marcha, cuanto antes, el procedimiento para su restauración, conservación y mantenimiento: obra de muy escaso coste incluso para los tiempos que corren.
No desdeñe el interés que este tipo de revestimiento decorativo puede ofrecer al visitante (mucho más si es figurativo y de extraño contenido, como en Talaván). Vivo en la ciudad de Segovia, donde los esgrafiados cubren miles de fachadas tanto en edificios históricos como en modernas promociones y le aseguro que son bien recordados y apreciados por los turistas, sorprendidos por su inusual riqueza de motivos (si bien son casi exclusivamente geométricos y sin ejemplos tan llamativos como el de Talaván); además, tanto por su mantenimiento y restauración como por la creación de obra nueva, forman parte de las enseñanzas artísticas de la ciudad (con un ciclo formativo específico dedicado a este viejo oficio) y da trabajo a buen número de artesanos segovianos: ¿no se podría estimular algo parecido en Extremadura, tomando por bandera el patrimonio mural de Valdefuentes y la rareza de Talaván?
Confío en que los motivos aquí expuestos le muevan no sólo a recuperar para todos este Patrimonio tan interesante -el curioso y valioso ejemplar de Talaván- sino que estimule nuevos rumbos en la recuperación de los esgrafiados de toda Extremadura, lo que por ser de justicia solicito formalmente, mediante este escrito, en Segovia, a 8 de septiembre de 2014.
Atentamente,
José Muñoz Domínguez


Gabriel Cusac

4 comentarios:

Alicia Toro dijo...

Como talavaniega me siento agradecida que personas entendidas en temas históricos y culturales sepan alzar su voz ante las autoridades responsables del patrimonio para defender el que todavía se puede defender de mi humilde y desconocido pueblo. Gracias, José Muñoz Domínguez, Gabriel Cusac y algunos otros que habėis sabido apreciar y poner en valor está pequeña ermita en ruinas.

Gabriel Cusac dijo...

Gracias por tu comentario, Alicia. En efecto, varios entendidos en historia y en arte se han movilizado en favor de la ermita del Santo Cristo. Sin embargo, y espero que coincidas conmigo, deberían ser los propios talavaniegos quienes, como una piña, se unieran para proteger este tesoro único. Mantener una causa de este tipo "por control remoto" es, además de difícil, un tanto penoso. Un saludo.

Manuel Sánchez dijo...

Gracias a José Muñoz por su escrito, y a Gabriel, por su campaña. Pero me siento avergonzado de la pasividad tanto de nuestras autoridades políticas competentes, aunque creo que había que anteponer el IN, como de la mayoría de mis paisanos, pues salvó honrosas excepciones , en Talaván no se mueve ni Dios para salvar a sus "ángeles malos".

Gabriel Cusac dijo...

Me temo que estas en lo cierto, Manuel. Gracias por tu comentario.