Si el piojo ha sido nuestro fiel compañero desde los primeros pasos del homo sapiens, el piojo azul representa el culmen de la especialización o de la decadencia, según se mire. Parásito y chupador por excelencia, como su huésped, reside en testas coronadas y en las anejas. Como es sabido, los miembros de las familias reales se rascan la cabeza a menudo, y lo que se ha querido entender como gesto pensativo sobre los problemas de estado resulta síntoma de infestación.
Morfológicamente, el piojo azul se distingue por la prominencia de su mandíbula inferior, a modo de quijada de los Austrias, y por una excrecencia comparable a la nariz borbónica. Es prolífico como las epidemias y las propias monarquías y, como estas últimas, acusa la ancestral herencia endogámica a través de numerosas manifestaciones monstruosas. Así, la investigación teratológica halla filón en la especie, abundosa en individuos enajenados y/o con malformaciones congénitas. Lo primero parece demostrarse por los frecuentes episodios de agresividad gratuita, cuando no de automutilación, violencia que ha intentado explicarse por la cantidad de alcohol etílico contenida en la sangre azul.
El piojo azul y su huésped parecen condenados a la extinción, tanto como el secular complejo de sumisión de los súbditos.
Morfológicamente, el piojo azul se distingue por la prominencia de su mandíbula inferior, a modo de quijada de los Austrias, y por una excrecencia comparable a la nariz borbónica. Es prolífico como las epidemias y las propias monarquías y, como estas últimas, acusa la ancestral herencia endogámica a través de numerosas manifestaciones monstruosas. Así, la investigación teratológica halla filón en la especie, abundosa en individuos enajenados y/o con malformaciones congénitas. Lo primero parece demostrarse por los frecuentes episodios de agresividad gratuita, cuando no de automutilación, violencia que ha intentado explicarse por la cantidad de alcohol etílico contenida en la sangre azul.
El piojo azul y su huésped parecen condenados a la extinción, tanto como el secular complejo de sumisión de los súbditos.
Gabriel Cusac
4 comentarios:
que bicho más feo, pues como no sirven para nada, que se extigan ya él y su huespued
Poco a poco. De momento, el huésped está haciendo todo lo posible.
El piojo azul tiene caducas caderas. Su supervivencia está en su hijo liendre que todavía no ha metido la pata (que nos hayamos enterao)pero últimamente le acompaña la loción de vinagre de las banderas republicanas.
Si perseveran, deslucirán todos los actos. Y se caerá el decorado. Además España se está quedando calva para mantenerlos en esta esplanada.
Esta familia está haciendo más por la república que todos los republicanos juntos. Por cierto, voy a ver si me hacen uno de esos carnés especiales, como el de Cris; parece que tiene muchas ventajas.
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