El hombre y la mujer "felinos". Otra rareza del Cementerio Viejo de Talaván. Las fotos son de Eloy Díaz Redondo.
A principios de este año inicié la campaña "Salvemos a los condenados de Talaván" en defensa de un valor patrimonial único. Durante esta campaña me asaltaron algunas dudas. ¿Cómo era posible que tan singularísimo legado artístico careciese de protección? ¿Cómo explicar el vacío documental e historiográfico sobre la ermita -que, ahora sé, es la del Santo Cristo- en el Cementerio Viejo de Talaván? Llegué a temer lo peor: que las pinturas murales de Talaván -o, más exactamente, los esgrafiados- fueran una falsificación. Esto respondería a muchos interrogantes, entre ellos la misma rareza, sin parentesco iconográfico, de los "condenados". Necesitaba ayuda; necesitaba el refrendo de una voz autorizada. Me puse entonces en contacto con miembros del Centro de Estudios Bejaranos (CEB), y debo agradecer a Antonio Avilés Amat, Carmen Cascón Matas y Roberto Domínguez Blanca el valiosísimo apoyo prestado. Precisamente Roberto, Historiador del Arte por la USAL y experto en esgrafiados, es el autor de un informe que avala la originalidad de los "condenados" y clama por la necesidad de unas obras de restauración urgentes. Aquí se presenta un resumen de dicho informe, que en su integridad ha sido facilitado al diputado cacereño de Cultura Eduardo Villaverde y que en breve será publicado.
Ya no estoy solo en esta lucha. Vamos a tocar todas las teclas. No únicamente la Diputación de Cáceres y el Ayuntamiento de Talaván. El CEB va a recurrir a su contactos con instituciones culturales. A nivel personal, procuraré revolver Roma con Santiago. Y desde este espacio invito a los lectores a integrarse en esta causa, cada cual como quiera. Hay muchos medios: una simple visita a Talaván, para maravillarse en el espacio bellísimamente lúgubre de su Cementerio Viejo; una carta al Ayuntamiento, un artículo, un comentario, un mail, una entrada en el blog, compartir en Facebook. Y, si alguien tiene oportunidad de llegar más lejos, tanto mejor.
La causa lo merece. Los "condenados" de Talaván deben seguir asombrando a las generaciones venideras. Su verdadera condena, y la nuestra, sería que la capilla del Cementerio Viejo de Talaván se viniera abajo. Y esto puede pasar en cualquier momento.
Doy paso a los apuntes de Roberto Domínguez Blanca, a quien debo reiterar mi agradecimiento. No me ha sido posible incluir las figuras mencionadas en el texto; vendrán en otra entrada.
Doy paso a los apuntes de Roberto Domínguez Blanca, a quien debo reiterar mi agradecimiento. No me ha sido posible incluir las figuras mencionadas en el texto; vendrán en otra entrada.
LOS INQUIETANTES ESGRAFIADOS DE LA ERMITA DEL SANTO CRISTO, EN EL CEMENTERIO VIEJO DE TALAVÁN
(CÁCERES), OTRO EPISODIO DE PATRIMONIO ARTÍSTICO A PUNTO DE PERDERSE PARA SIEMPRE
Talaván es una localidad cacereña de unos mil habitantes ubicada a
medio camino entre las ciudades de Cáceres y Plasencia. Al igual que Béjar
pertenece a la diócesis de Plasencia, y entre su patrimonio artístico destacan
la iglesia parroquial y la capilla del antiguo cementerio, que contiene una
colección de esgrafiados en sus paredes de peculiarísima iconografía.
La
puesta en valor de este interesantísimo legado pictórico de inusual temática, y
alertar sobre el peligro que corre de desaparición por la situación de abandono
que padece la capilla, son el objetivo fundamental de este breve artículo, de
forma que no se repita el triste destino de los esgrafiados de la ermita del
Cristo de Horcajo de Montemayor (Salamanca) (figs. 1 y 2).
La ermita del Santo Cristo.
La ermita del Santo Cristo de Talaván se encuentra
muy próxima a la iglesia parroquial, en un extremo de la población junto a un
camino. Sorprende la pobreza de recursos empleados en su construcción, al
recurrir a mampostería de pizarra y al ladrillo en sus muros, incluyendo los
contrafuertes, que no se diferencian como debieran con una fábrica más cuidada.
Actualmente sólo permanece en pie el abovedamiento más o menos semiesférico de
la capilla mayor, la cual se remata en el exterior con una aguda pirámide
maciza de ladrillo. El resto de techumbres y buena parte de los muros se han
perdido, arrastrando consigo los esgrafiados que sustentaban.
La
planta es muy sencilla, con una nave rectangular dividida
en dos tramos por un arco perpiaño de medio punto que aún se conserva completo.
La capilla mayor es de planta ochavada, utilizando pechinas para asentar la
extraña planta aovada de la cúpula, que se achata en los extremos de su eje
mayor y resultando una planta un tanto asimétrica. En el lado del norte de la
capilla se adosa una estancia que serviría como sacristía y que parece
ejecutada posteriormente al conjunto de la obra. La capilla tiene un único
acceso en la fachada oeste que estaría flanqueado, como es habitual en su
tipología arquitectónica, por dos ventanas, una de ellas actualmente cegada y
otra oculta por una arquitectura columbaria de nichos. Durante el siglo XIX y
buena parte del XX el recinto se adaptó como cementerio municipal. Su posterior
desacralización y abandono coadyuvaron al aceleramiento de la ruina del
edificio.
Descripción y localización de los esgrafiados de la ermita.
El esgrafiado es una técnica decorativa mural que consiste básicamente
en la superposición de revoques de distinto color, a los que aún frescos se les
aplica una lechada de cal. Sobre la capa externa se traslada un dibujo mediante
la técnica del estarcido, recurriendo a plantillas de cartón o zinc. El dibujo
queda en relieve rascando las zonas en negativo, donde afloran las capas
inferiores y su distinta coloración. El esgrafiado de la capilla del Cementerio Viejo de Talaván
sigue el estilo habitual extendido al menos por las provincias de Cáceres y sur
de la de Salamanca, empleándose sólo dos capas: una interna de color y textura
arenosa y otra externa blanca y más refinada en su composición.
La cúpula de la capilla mayor presenta el conjunto de esgrafiados menos
deteriorado y fragmentado (fig. 3), al que se le aplica además toques de
pintura rojiza y añil (ésta muy palidecida). El cenit lo ocupa un disco
gallonado o mandala compuesto por 21 gallones o pétalos. Desde este disco parte
una retícula radial de esgrafiado que cubre toda la cúpula, formada básicamente
por cuadrados que inscriben florones (fig. 4). Cada línea de la retícula está
formada por un doble encintando, y en el entrecruzamiento de las líneas
verticales con las horizontales este doble encintado dibuja un esquema en
damero de 3 x 3. Esta malla se ordena en otros 21 gallones de gran tamaño que
alcanzan la base de la cúpula, dando lugar a una concatenación de 21
superficies triangulares de lados curvos, que se han aprovechado para
“retratar” a los personajes más singulares de la capilla: los que Gabriel Cusac
ha dado en llamar réprobos (fig. 5).
Estos se reproducen esgrafiados combinados con algunos toques de pintura roja y
añil, y su aspecto más inmediato es el de querubines
o serafines, figuras angélicas
reducidas a la cabeza y a dos alas extendidas.
En
conjunto forman un friso al estar unidos entre sí por medio de las alas. Llama
la atención su aspecto feroz, con las fauces abiertas mostrando su afilada
dentadura y los ojos en blanco. Cada réprobo va tocado con un capirote corto o
tiara del que cuelga una borla de un cordón, todo perfilado en rojo, así como
el moteado que rellena la superficie de cada capirote. Quizás la denominación
de “ángeles malos”, popularizada por el programa televisivo de Cuarto Milenio
–donde fueron presentados bajo este epígrafe en el reportaje emitido el 17 de
septiembre de 2012- no sea la más pertinente. Porque, en cuanto al significado
de estas figuras, siguiendo la opinión de Gabriel Cusac, que compartimos, bien
podemos entender las alas como indicativo de entes espirituales, de almas; los
rostros horribles, de dientes picudos y expresión terrorífica, posiblemente nos
quieran expresar que tales almas pertenecen a réprobos con destino al infierno.
Esta metáfora visual se vería complementada por el gorro, a modo de coroza
penitencial, y por la leyenda bíblica que parece reprocharlos, por su condición
de condenados, el desprecio al sacrificio de Cristo.
Porque
bajo estos serafines corren dos
boceles que ciñen un friso con una inscripción en latín (fig. 6). El superior
va decorado con simples puntos y rayas verticales, en tanto que en el inferior
la ornamentación es de tipo de espiga o espina de pez. La mencionada
inscripción es la siguiente:
OBLATVS ET QVIA IPSE VOLVIT.
ET PECCATA NOSTRA IPSE. PORTAVIT. ESAIE. 53. MARZO.15 DE 1628 AÑOS.
Que
se puede traducir por:
FUE OFRECIDO PORQUE ÉL LO QUISO. Y ÉL CARGÓ CON NUESTROS PECADOS.
ISAÍAS 53. 15 DE MARZO DE 1628.
Como
se deduce, se recogen fragmentos bíblicos, concretamente de Isaías 53 y
especialmente del versículo 7º, acompañados de la fecha, se supone, de
finalización de las obras. La cita no puede ser gratuita y ha de estar
justificada por el cometido de la ermita, pudiendo aclarar además el sentido de
los réprobos. En el mencionado capítulo, Isaías se detiene en explicar la redención
de la humanidad a través del sufrimiento de Cristo en la Pasión; la imagen de un
hombre inocente, hijo de Dios pero ser humano en el mundo terrenal, que
resignadamente acepta el dolor y la humillación para salvar a una humanidad que
le desprecia. Dentro del capítulo hay otros versículos muy sugerentes al
ponerlos en relación con la propuesta de significado que hemos hecho de los réprobos.
En el noveno se viene a decir que a Cristo se le dio un sepulcro entre los
malhechores y una tumba con los impíos.
Continúa el programa decorativo por
la parte alta de los muros, lindando con la base de la bóveda mediante un friso
de esgrafiado, en el que parejas de figuras fantásticas, mitad humanos y mitad
vegetales, sujetan medallones con las Armas Christi o elementos de la Pasión de Cristo (fig. 7).
En los medallones que no se han perdido o no están ocultos por un blanqueado
posterior, se identifican los tres clavos, la escalera, las tenazas, un par de
flagelos y, en el centro del friso, la corona de espinas. El resto de los
paramentos desde este friso hasta el suelo se reviste con una malla de
esgrafiado como la de la cúpula, en cuyas celdillas se inscriben idénticas
rosetas. Se advierte que salvo la bóveda, los muros fueron blanqueados
afortunadamente sin picar el esgrafiado que permanece debajo. En la pared
central de la capilla existe una amplia hornacina, no muy profunda, que debía
alojar alguna imagen escultórica de Cristo Crucificado, pues se advierten los
restos pictóricos de una cruz y de la sangre que manaba de las heridas del
Cristo.
En
cuanto a la nave de la ermita y su arco perpiaño (fig. 8), también se cubren
enteramente de esgrafiados. En la parte superior de los muros se repite el
friso de medallones (imposibles de identificar) sujetos por parejas de
personajes fantásticos, y para lo demás se recurre a la consabida malla en
cuadrícula, pero esta vez con las celdillas vacías, sin rosetas. Más curiosa es
la iconografía del arco diafragma. En sus enjutas los medallones del friso
contienen los bustos de personajes muy singulares. De los cuatro, tan sólo son
visibles los dos del lado norte del arco. El que mira a poniente tiene rasgos
que se antojan felinos, con un bigote hirsuto y una especie de sombrero hongo
(fig. 9). En la vestimenta, con decoración de espiga, se advierte la
botonadura. El medallón que mira a levante contiene ahora una cabeza femenina
(fig. 10), antropomorfa pero igual de inquietante. Aparece tocada y envuelta en
una capa, también decorada con motivos de espiga que deja ver la botonadura.
Estilo de los esgrafiados.
Los esgrafiados de Talaván, de 1628,
estarían dentro de la corriente artística de los esgrafiados bejaranos y
trujillanos, cuya cronología se puede fijar a finales del siglo XVI y
principios del XVII, a través del trabajo de diversos activos talleres. Serían
seguramente artistas formados en la diócesis de Plasencia (cuyos nombres desconocemos),
donde se concentra el grupo más numeroso y de mayor calidad. Un notable ejemplo
de éstos son los de la ermita de la
Virgen de la Salud
de Plasencia (fig. 11), si bien ésta fue construida entre 1721 y 1725, formando
un conjunto de esgrafiados tardíos.
Analizando
los elementos que conforman los esgrafiados de Talaván, destaca como la malla
de cuadrícula como principio ordenador de la composición, frecuentísima en la
zona de Béjar (convento de San Francisco de Béjar, iglesias parroquiales de
Montemayor del Río, Valdehijaderos, Becedas, El Cerro, Colmenar de Montemayor…)
(figs. 12-15), en Trujillo (iglesia de San Martín, hospital de los Agustinos,
palacio de los Orellana…), y también presente en Toril (iglesia de San Blas) y
en el castillo de Belvís de Monroy, donde además se integran rosetas inscritas.
Importancia de los esgrafiados y peligro de conservación.
Todo lo desarrollado en los apartados anteriores creemos que sirve por
sí solo para que se obtengan certeras conclusiones de la importancia de los
esgrafiados talavaniegos desde el punto de vista artístico. Por el mero hecho
de ser una muestra de patrimonio histórico-artístico, que en Talaván además no
es muy amplio, ya debería bastar para que se inicien cuanto antes las medidas
de protección. Si esto no fuera suficiente, entonces podemos recurrir al valor
añadido y singularidad que los adjetivan, y poner sobre la mesa dos razones más
de peso:
-
Muestran una iconografía fuera de
lo corriente, cuyo estudio enriquecerá la visión de la historia y el arte del
Talaván del siglo XVII.
-
Es un inmejorable ejemplo de
esgrafiado cacereño de la Edad Moderna
(ss. XVI-XVIII), manifestación artística autóctona que no tiene parangón en
ningún otro lugar de España, y que por estar infravalorada, muchas han ido
desapareciendo con el tiempo.
De
la necesidad de restauración de los esgrafiados y de la misma capilla tan fe las
siguientes imágenes (figs. 16-18). El peligro de derrumbe de la bóveda de la
capilla mayor parece inmediato, pues presenta unas grietas tan profundas en sus
muros, que por ellas se filtra la luz.
Roberto Domínguez Blanca
Bibliografía utilizada.
-
SANZ FERNÁNDEZ, F. El color de la arquitectura en Trujillo.
Pintura de fachadas, esgrafiados y pintura mural durante el Renacimiento. Universidad
de Extremadura, 2011.
-
ORANTOS GONZÁLEZ, J. “Recuperación
de esgrafiados de la fachada de la
Ermita de la
Salud de Plasencia, en Ars
Sacra, nº 26-27, 2003, pp.
100-105.
-
SANZ FERNÁNDEZ, F., SANZ SALAZAR,
M. y ORELLANA-PIZARRO, J. “La decoración y la articulación de paramentos
arquitectónicos en la ciudad de Trujillo: los esgrafiados a la cal”, en XXXV Coloquios Históricos de Extremadura:
Dedicado a la memoria del Obispo D. Gutierre de Vargas Carvajal, Trujillo,
2006.
-
DOMÍNGUEZ BLANCA, R.”Los
esgrafiados en la comarca de Béjar y su desaparición en la ermita del Cristo de
la Salud de
Horcajo de Montemayor” en Estudios
Bejaranos, nº 15, diciembre de 2011, Centro de Estudios Bejaranos y Excmo.
Ayuntamiento de Béjar, Béjar, pp. 69-82.
4 comentarios:
Cuenta conmigo gabriel ,
Aportare mi granito de arena para dar más luz a los Ángeles ya que parecen ser auténticos
ánimo cusac
Gracias. Cualquier aportación es valiosísima.
Hola Gabriel, desde un lugar andaluz compartiré tus deseos :
...-Un próspero bienestar a esos ángeles que te tienen cautivo.
Un pequeño aporte para que se difunda en la Red y salvar de una vez a esos condenados sin protección ...
Tu bienestar que va unido a esos ángeles de tu casa y los que están fuera.... Los de Talavante.
Abrazos
Creo que la campaña va a tener un final feliz. Ya se han volcado en ella el Centro de Estudios Bejaranos y el Ayuntamiento de Talaván, y mediáticamente se está propagando como el fuego, desde el facebook a Cuarto Milenio. Salvaremos a los condenados talavaniegos.
Un abrazo.
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